Compartir invirtiendo los roles

Hay gente que es más amable en Navidad. Hay personas que sólo sacan lo mejor de sí mismas en estas fechas. Y hay otras muchas que ven en esto una falsedad. Pero también es cierto que tendemos a compartir mucho más, compartimos regalos, tiempo, felicitaciones…

Es una estatua de madera tallada por un artista ruandés. Representa a dos mujeres, la de la izquierda está como acurrucada y ofrece un cuenco, la de la derecha tiende la mano con vacilación. La que tiene el cuenco es la que da, pero no da con un gesto altanero, no da desde lo alto, desde una posición de superioridad, sino que se hace pequeña. La figura de la derecha no coge con avidez, lo hace con cierta reserva, con una humildad digna.

Ninguna de las dos está inclinada hacia el cuenco, se miran en silencio por encima de éste. Lo importante es la relación de encuentro. El gesto de compartir es más importante que la cosa compartida. La que da no da únicamente lo que está en el cuenco, se da ella misma. La que recibe no recibe únicamente lo dado, sino también a la otra. En una relación tal, recibir no es humillante, pues la que recibe complace a la que da.

Pero miremos de nuevo la imagen. ¿Estamos seguros de que la persona que da es la de la izquierda? Puede ser que el cuenco esté vacío y sea la mujer de la derecha la que deposite modestamente su contribución. Podemos ver entonces que da con delicadeza, calladamente, con respeto.

Esta posibilidad de invertir los roles ilustra el sentido profundo del compartir. Cada uno de nosotros debemos aprender a dar y también debemos aprender a recibir. Cada encuentro debería estar hecho de un dar y un recibir. El que sólo quiere recibir es un egoísta y el que quiere siempre dar no comparte de verdad, intenta dominar. Es un arte dar sin herir. Es un arte recibir sin envilecerse.

Sólo el que conoce su propia pobreza, su propia debilidad puede dar sin humillar; sólo el que es consciente de su propia dignidad puede recibir sin sentirse herido. En el verdadero compartir, tanto el que da como el que recibe crecen y tanto en uno como en otro surge la alegría… Feliz Navidad.