¡Feliz año nuevuno!

Yo creía haberlo visto todo. El hombre pisando la Luna, la caída del muro de Berlín, el atléti ganando el doblete, la Constitución española, el miembro de Nacho Vidal incapaz de entrar en un vaso de cubata, los curas culpando de su lascivia a los monaguillos... Pero entonces llegó Wyoming, vestido de sensual burbujita de Freixenet (La Sexta).

Hay gente a la que todo le queda bien, los muy puñeteros, y este Wyoming es uno de ellos: qué tipín, qué manera de mover la cadera, qué brillo acharolado en el vestuario, qué chispeante elasticidad corporal. Sexualidad en estado puro. Un delirio erótico que puso patas arriba una televisión navideña repetitiva, aletargada y mojigata. ¡Qué canillas, santa madre de Dios! ¡Qué malla dorada, digna del podium de la San Silvestre Vallecana! Porque no está en edad, pero si se lo propusiese, este chavalote volvería loco al mismo santo padre de Roma.

Wyoming formaba pareja con el Reverendo. Un dúo. Hay parejas tan sobradas de talento que tras una separación no sólo no pierden un ápice de talento, sino que duplican su valor potencial. Wyoming y Reverendo son un ejemplo. Ramón seguiría siendo un genio sin Cajal a su vera, un Cajal sin duda genial como autónomo. La pareja, entendida como acumulación de talentos.

Cuando no existe el talento, no importa el formato. Pareja, trío, orfeón… Con Cruz y Raya en activo todos estos vericuetos hubieran sobrado: eran lamentables como pareja, y estaban condenados a ser lamentables por separado. El primer capítulo de tan traumática experiencia lo ha financiado la televisión pública: 'Ciudadano Kien', programa de José Mota, mitad de Cruz y Raya, a la altura intelectual del título. De 22.00 a 23.30 los contribuyentes pudimos presenciar una sucesión de parodias absolutamente patéticas, por conceptualmente viejas y faltas del más mínimo ingenio.

Sólo merece un aprobado el ritmo, trepidante: sketch patético tras sketck patético. Muchos basados en la actualidad (Mota caracterizado de Lobato, el calvo de la Formula 1, hablando con la voz de José María García), otros en la publicidad (ese 'kara ka tun tun tun' del que ya se había reído Wyoming hace un año) y los más en la nostalgia más penosa ('¿Dónde estará mi voto'», cantaba un Mota travestido de Escobar).

El peor rato lo pasé con 'Los ayunos de TVE', parodia supuestamente humorística del imprescindible programa de Pepa Bueno. Una pena que Bueno se prestase al esperpento. Su segundo pufo, tras una entrevista de medio pelo a papito Bosé en uno de las múltiples promos que le está dedicando estos días TVE.

¿Las uvas? Aún tengo dignidad, y sé despreciar las miserias que me ofrecían el viejo Batman (Antena 3), el gañán de 'Escenas de matrimonio' (Telecinco), el melenitas de 'Identity' (TVE) o la tontita de La Sexta. Me comí unas lentejas italianas.