Marion Jones también pierde la carrera de evitar la cárcel

White Plains (EE.UU.).-  Esta vez la ex "princesa de la pista", Marion Jones, no pudo convencer al juez encargado de dictaminar sentencia por haber mentido a las autoridades sobre el consumo de esteroides y no pudo ganar la carrera para evitar ir a la cárcel.

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(EFE)

La atleta estadounidense Marion Jones (c) atiende a los periodistas a su salida del juzgado de White Plains, Nueva York, Estados Unidos.

A partir del 11 de marzo, de acuerdo a la sentencia dada a conocer hoy, viernes, por el juez Kenneth Karas, Jones tendrá que cumplir una condena de seis meses de prisión, el máximo de castigo que le podía imponer después de haber llegado la ex atleta a un acuerdo con la fiscalía para declararse culpable de varios cargos.

La sentencia es la última humillación personal y profesional para Jones, quien llegó a ser la atleta femenina más reconocida y laureada en el mundo.

Jones brilló de manera especial en los Juegos Olímpicos de Sydney de 2000 cuando la atleta estadounidense ganó tres medallas de oro y dos de bronce.

La ex campeona olímpica devolvió sus medallas, incluidas las de oro en los 100, 200 y relevo 4x400 metros, al igual que las de bronce en el salto de longitud y el relevo 4x100.

El Comité Olímpico Internacional (COI) también borró todos sus resultados de los libros de récord.

Pero la peor derrota para Jones fue el ver cómo aunque le había pedido al juez Karas que tuviese "misericordia" con ella y su familia, especialmente con sus dos hijos pequeños, de los que no quería separarse, nada de eso sirvió para que el representante de la ley le recordarse que "nadie está por encima de la justicia".

Jones, que admitió que había mentido a los autoridades sobre el consumo de esteroides y de participar en una estafa de cheques, fue presentada por Karas como el símbolo de lo que les espera a los deportistas que no cumplan con la ley en cuanto al asunto del dopaje.

Karas dejó de un lado el aspecto humano, y se centró por completo en el más estricto cumplimiento de la ley, sin que las palabras de Jones le afectasen en su decisión, que fue escuchada por la ex campeona olímpica en silencio, con llanto y apoyando su cabeza sobre la de su esposo.

"Es necesario que se promueva de una vez por todos el respeto a la ley, que es igual para todos", destacó Karas, que permitió a la ex campeona olímpica que pueda comenzar a cumplir la sentencia a partir de próximo 11 de marzo cuando tendrá que entregarse a las autoridades federales.

Karas fue categórico cuando dijo que el máximo castigo que le había impuesto a Jones tenía también el mensaje a los atletas que abusan de las drogas y no respetan los valores de "trabajo duro, de equipo, dedicación y espíritu deportivo".

El juez recordó que los atletas tienen una responsabilidad mayor que el resto de los ciudadanos ya que -lo quieran o no- son vistos como modelos en su conducta.

"Los atletas tienen un estatus elevado en la sociedad. Entretienen, inspiran y, quizás más importante, sirven como modelos de conducta", señaló Karas. "No atajos para tener un comportamiento que no sea el correcto".

El juez dijo que de esta forma Jones, de 31 años, podría aprovechar su "elocuencia, fortaleza y capacidad para trabajar con los niños".

Jones también recibió dos años de libertad condicional, durante los que tendrá que realizar 800 horas de servicio comunitario y en los que podrá mostrar a los jóvenes y a otros sectores de la sociedad, cuál debe ser el camino correcto para no sufrir las consecuencias negativas que le ha tocado vivir.

Mientras le pedía indulgencia al juez Karas antes que diese a conocer su sentencia, la ex campeona olímpica habló sobre sus hijos y todo lo que ahora significaban en su vida.

"Mi pasión en la vida siempre ha sido mi familia", subrayó. "Sé que se acerca el día cuando mis hijos me preguntarán sobre estos acontecimientos. Voy a ser honesta y franca... y los guiaré para que no cometan los mismos errores".

Eso fue precisamente lo que el juez le dijo que hiciese no sólo con sus hijos sino con el resto de los jóvenes que también habían confiado en su trayectoria profesional y todo lo que representó en el mundo del atletismo.

El pasado octubre, Jones admitió que le mintió a las autoridades estadounidenses en noviembre de 2003 cuando negó haber usado sustancias para mejorar el rendimiento.

Jones también reconoció haber utilizado esteroides "en varias ocasiones antes de Juegos Olímpicos de Sydney y después, con resultados positivos en los progresos que hizo en cuanto a las marcas conseguidas".

La velocista confesó haber usado la sustancia prohibida tetrahidrogestrinona (THG), conocida como "the clear" (el limpiador), un producto que había producido los desaparecidos laboratorios BALCO, entre septiembre de 2000 y julio de 2001.

Como parte de su trato de confesión, los fiscales le solicitaron al juez sentenciarla a prisión por un tiempo de hasta seis meses, mientras los defensores solicitaron clemencia porque había sufrido humillación pública.

Jones fue despojada de sus cinco medallas ganadas en Sydney, tres de ellas de oro, y todas sus actuaciones realizadas desde septiembre de 2000 fueron borradas de los libros de récord.

La "princesa de la pista", que llegó a ganar millones de dólares por su imagen, ahora ha admitido que se encuentra en la más completa "ruina" económica.

Jones también mintió a las autoridades federales al decir que no sabía sobre la participación de Tim Montgomery, padre de su hijo mayor Monty, en un fraude para cambiar millones de dólares en cheques robados y falsos.

Montgomery, también vinculado con el uso de esteroides, fue encontrado culpable de ese fraude.