El Gobierno de Olmert recibe un impacto en la línea de flotación tras la marcha de Beiteinu

Jerusalén.-  El Gobierno del primer ministro israelí, Ehud Olmert, recibió hoy un impacto en su línea de flotación con el anuncio del partido nacionalista Israel Beiteinu (Israel es nuestra casa) de que abandona el Ejecutivo.

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(EFE)

El líder del partido ultranacionalista Israel Beiteinu (Israel es nuestra casa), Avigdor Lieberman, anuncia en rueda de prensa su dimisión en la coalición de Gobierno por oponerse a las negociaciones de paz con los palestinos, en Jerusalén, Israel, hoy miércoles 16 de enero.

La retirada, que se produce a raíz de la actual negociación con los palestinos, deja al Gobierno de Olmert con el apoyo de sólo 67 de los 120 diputados del Parlamento y a expensas de lo que decida el Shas, el otro partido que también había amenazado con abandonar la mayoría gubernamental en protesta por el proceso de paz.

Según precisó en rueda de prensa el líder de Israel Beitenu, Avigdor Lieberman, su partido adoptó la decisión por considerar "un error garrafal" la fórmula de "dos Estados (uno israelí y otro palestino) para dos pueblos", base de las negociaciones que se reanudaron este mes tras un estancamiento de siete años.

Olmert agradeció a Lieberman su trabajo en el Ejecutivo, donde ocupaba el ministerio de Asuntos de Estrategia, y lamentó que "hayan surgido entre nosotros divergencias sustanciales".

De acuerdo con sus allegados, Olmert está resuelto, no obstante, a continuar las negociaciones con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, bajo los auspicios de EEUU.

Pese a esta declaración de intenciones, el actual proceso de paz se podría venir abajo si los doce legisladores de Shas siguen la senda abierta por los once de Israel Beitenu.

En ese caso, el Gobierno de Olmert quedaría con el respaldo de únicamente 55 diputados, y el primer ministro se vería obligado a dimitir, a ser sustituido -probablemente por su socio gubernamental y líder laborista Ehud Barak-, o a anticipar las elecciones.

Aunque precaria, otra opción sería alcanzar una frágil mayoría con la incorporación de frente pacifista Meretz, con cinco escaños, y el Partido ortodoxo Judaísmo de la Biblia, con el mismo número.

El primera prueba de fuego será comprobar la reacción de Shas, y de su líder, Eli Ishai, a la decisión de Olmert de restablecer esta semana el Ministerio de Cultos para satisfacer una exigencia de ese partido, de carácter integrista religioso.

La segunda prueba la marcará el eventual avance que se pueda producir en el proceso de paz sobre la "cuestión de Jerusalén", una ciudad cuya división exigen los palestinos para establecer en su parte oriental la capital de su Estado independiente.

Las negociaciones también incluyen otros "asuntos cruciales" del conflicto, como las fronteras que tendrá ese Estado y una solución al problema de los refugiados palestinos, pero la "cuestión de Jerusalén" es la más espinosa y en la que Shas mantiene una postura más firme en su defensa de que esta ciudad sea la "capital eterna e indivisible" del Estado Judío.