El fiscal mantiene la pena de 14 años a la acusada de matar a su marido

Toledo.-  La fiscal no se cree "los horrores" vividos por Emiliana G.P., de 50 años, acusada de matar con un cuchillo a su marido en mayo de 2006 en Argés (Toledo) tal y como los han narrado en el juicio la propia inculpada y los tres hijos del matrimonio y mantiene su petición de catorce años de cárcel para la mujer.

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(EFE)

Emiliana G.P, de 50 años, acusada de matar con un cuchillo de cocina a su esposo, Santiago Asensio, de 55, ha sido condenada a 14 años de cárcel.

En sus informes definitivos, también la acusación particular, que representa a la madre y los hermanos del fallecido, Santiago Asensio, como la defensa de la procesada insistieron en sus tesis iniciales y solicitaron quince años de cárcel y la absolución, respectivamente.

Las acusaciones destacaron en el "cambio de versión" que de los hechos han hecho tanto la procesada como sus tres hijos mayores -Elena, María Jesús y Santiago, de 29, 24 y 23 años, respectivamente- lo que atribuyó a una "estratagema de la defensa", quién alega que la mujer actuó por "miedo insuperable" al marido.

Cuestionaron, por tanto, la veracidad de lo relatado por Emiliana y sus hijos cuando se refirieron a las palizas de Santiago a su esposa (incluso estando embarazada de la hija menor, ahora de nueve años), además de amenazas de muerte con una escopeta y un cuchillo, así como a tres abortos, obligada por el marido.

Aunque no negaron los insultos, las broncas, e incluso alguna agresión, las acusaciones sostienen que "los dos eran culpables" de la "mala vida" que se daban y "si me apuran, también los hijos", dijo el letrado de la acusación.

"Me cuesta mucho creer -dijo la fiscal- que una madre, apoyada por sus tres hijos adultos, independientes económicamente, haya vivido durante veintiocho años con un miedo insuperable", porque "las cosas que he oído en este juicio no se las he oído a ningún maltratador", pues de haberlas relatado la mujer, Santiago hubiera ido a al cárcel y la mujer hubiera tenido una orden de protección.

Las acusaciones se refirieron a la ausencia de denuncias (una que se presentó en el año 2000 no fue ratificada) y a la falta de pruebas de esas agresiones, argumentó la fiscal, quien dijo que los tres abortos de la acusada fueron voluntarias.

Apoyándose en los informes psicológicos, la fiscal argumentó que si Emiliana no se decidió por la separación matrimonial fue porque es una persona de "mentalidad dura, de poca flexibilidad y con una vida muy programada, a la que le cuesta tomar decisiones".

Respecto a la puñalada "mortal de necesidad" de catorce centímetros que presentaba el cadáver de la víctima, la fiscal rebatió los argumentos de la defensa, que alega que el hombre se lo clavó de forma accidental al resbalar en el suelo mojado por la lluvia de ese día y caer sobre su mujer, que portaba el arma.

Aunque el ministerio público no sabe si la acusada quiso matar al marido, "aceptó que el resultado se produjera" en una reacción "colérica de venganza" y sin que haya quedado probado que la perturbación de Emiliana fuera "extraordinaria".

Por su parte, la defensa pidió al jurado que emita un veredicto de no culpabilidad y les instó a ponerse en el lugar de Emiliana para luego preguntarles si ellos no hubieran tenido miedo, máxime teniendo en cuenta que el día de los hechos su esposo "intentó estrangularla", dijo en alusión a la prueba forense que recoge que en el cuello de la mujer había huellas de un dedo pulgar y lesiones de defensa en su antebrazo.

Antes de que la visa oral quedara vista para sentencia, la acusada se puso en pie para insistir entre sollozos en que no quiso acabar con la vida de su esposo, que ha tratado durante veintiocho años de matrimonio evitar una tragedia y que lo primero que hará cuando salga de la cárcel será ir al cementerio a pedir perdón al esposo.