Madrid.- La vida de Eric Clapton está plagada de recuerdos musicales y de "opciones equivocadas", como él mismo relata en su autobiografía, un extenso historial de adicciones y éxitos profesionales que retratan la turbulenta vida personal del que es uno de los guitarristas más respetados de la historia de la música.
Imagen de archivo del cantante británico Eric Clapton.
Del blues psicodélico de Cream a las personalísimas letras de "Tears in Heaven" y "Wonderful tonight", el largo y dispar recorrido musical de Eric Clapton apenas puede disociarse de sus intensas vivencias particulares que, en la mayor parte de los casos, están acompañadas de inolvidables melodías propias y ajenas.
"Clapton" es el escueto nombre del volumen editado por la editorial Global Rhythm en el que se engloban todas estas experiencias del virtuoso guitarrista conocido como "mano lenta", alias que nace a partir de uno de sus discos más celebrados.
Escrita por él mismo, esta biografía comienza con los recuerdos de infancia del músico nacido en Inglaterra en 1945, quien descubrió cuando era niño que los que creía sus padres, Rose y Jack, eran en realidad sus abuelos y que su hermana era su verdadera madre.
El piano de Rose que invadía todas las instancias de la casa familiar y las reuniones dominicales protagonizadas por todo tipo de géneros musicales, junto a su primera guitarra que aprendió a tocar por sí mismo, inician un recorrido vital nunca antes narrado con tanto detalle, debido a la conocida discreción de Clapton.
Las bandas de jazz de su juventud, que le animaron a subirse a un escenario, el "Blonde on blonde" de Bob Dylan, y otros creadores como James Brown o Bob Marley fueron algunas de sus inspiraciones, que pronto se convirtieron en un talento y una pasión desmesurados por la música, cuyos frutos llegaron en formaciones como Cream -marcada por grandes momentos de gloria y la difícil relación de sus componentes-, Blind Faith, Delaney and Bonnie o Derek and The Dominoes.
A principios de la década de los 70 llegó el despegue en solitario de Eric Clapton, que ya tenía tras de sí una contrastada reputación gracias a sus múltiples colaboraciones con el propio Dylan, Jimi Hendrix, The Rolling Stones o The Beatles y a éxitos como "Layla" -que escribió para Pattie Boyd, en esos momentos esposa de su amigo George Harrison-.
Fueron los llamados "años perdidos" para el músico británico, que se sumió en una profunda adicción a las drogas hasta que editó "461 Ocean Boulevard" (1974), uno de los hitos que construyen la impecable trayectoria profesional de "mano lenta" y que incluye en su repertorio la versión de "I shot the sheriff".
A este éxito le siguió, varios álbumes después, otro de sus momentos más inspirados, "Slowhand" (1977), ambos con una acogida tan favorable que mantuvo al británico en la carretera durante el resto de la década.
Su relación con George Harrison nunca se vio enturbiada, a pesar de enamorarse de Pattie Boyd y casarse con ella, una mujer a la que apodaba Nell y con la que vivió una relación que nunca fue tan idílica como parecía por culpa de su adicción al alcohol, inevitable sustituto de las drogas para el músico.
La batalla con su nueva adicción se prolongó durante los años 80 y a ésta se sumó a la inesperada pérdida de su hijo de cuatro años de edad, Conor, que supuso una absoluta catarsis para Clapton y que le reconcilió aún más con la música.
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