El Ejército brasileño sale a matar mosquitos para contener la fiebre amarilla

Brasilia.-  El Ejército brasileño se encargará de combatir al mosquito transmisor de la fiebre amarilla, que en lo que va de año ha causado siete muertes, que superan todos los casos registrados en 2007, anunciaron hoy autoridades sanitarias de ese país.

La tarea de los militares se centrará inicialmente en Brasilia, la capital del país, en cuyos alrededores se ha presentado la gran mayoría de los 29 casos notificados hasta ahora y la alarma cunde entre la población, que se ha volcado en masa hacia los puestos de vacunación.

Según el secretario de Salud del Distrito Federal de Brasilia, José Gerardo Maciel, desde el pasado 28 de diciembre, cuando se tuvo noticias de los primeros casos, han sido vacunadas en la ciudad 1,1 millones de personas, que representan la mitad de la población.

Todos los casos registrados desde fines del año pasado han sido localizados en las áreas rurales que rodean la capital, unas zonas tropicales con cascadas naturales que son el caldo de cultivo ideal para el mosquito aedes aegypti, transmisor de diversas enfermedades que pueden ser mortales, como el dengue y la fiebre amarilla.

Entre los siete muertos registrados hasta hoy aparece un extranjero: el español Salvador Pérez, de 41 años, quien falleció el pasado miércoles en el Centro de Enfermedades Tropicales de Goiania, donde estaba hospitalizado desde el 3 de enero.

Pérez, natural de Valladolid y cuyo cuerpo fue repatriado este jueves, estaba casado con una brasileña y había llegado a este país para comprar una hacienda, en la que se instaló en diciembre pasado y en la que contrajo el mal, contra el que no estaba vacunado.

La hacienda está situada en una zona rural del estado de Goias, al que pertenece Brasilia y que es el foco de lo que el Gobierno se niega a calificar de brote y muchos menos epidemia.

"Son casos aislados, que ocurren todos los años por las propias características de Brasil, que tiene selvas, monos, mosquitos y virus circulando", dijo el ministro de Salud, José Gomes Temporao.

Según el ministro, es "irresponsable" hablar de brote o epidemia, que solo se caracterizan cuando se presenta un incremento anormal del número de casos y una enfermedad afecta a un vasto porcentaje de la población.

Los especialistas coinciden con Temporao y consideran que, pese a que durante todo el año pasado se registraron cinco muertes en todo el país, los siete fallecidos de los primeros quince días del 2008 aún no bastan para declarar el "brote" o la "epidemia".

La situación, sin embargo, preocupa al punto de que cien soldados del Ejército saldrán a partir del lunes por las calles de Brasilia, armados con equipos de fumigación para atajar la posibilidad de que los mosquitos lleguen a las áreas urbanas, en las que se no registran casos de fiebre amarilla desde 1942.

Los soldados, que vestirán su ropa de combate, se unirán a casi un millar de agentes de salud y, según las autoridades, recorrerán "casa por casa" para fumigar todos los lugares en los que se puede alojar y reproducir el mosquito.

Con esa acción, de acuerdo a los planes de la Secretaría de Salud de Brasilia, se atacarán dos flancos al mismo tiempo: la fiebre amarilla y el dengue, enfermedad transmitida por el mismo mosquito, de la que en 2007 ocurrieron en la ciudad 334 casos, con dos muertes por el tipo hemorrágico, la variante más virulenta de ese mal.

El Ministerio de Salud también ha determinado que, para atender la alta demanda interna, la producción de vacunas contra la fiebre amarilla será duplicada, para llegar a 30 millones de dosis anuales.