Apropiación de contenidos protegidos y modelos audiovisuales abiertos

Mientras en España algunos siguen (y nos obligan a todos a seguir de un modo u otro) en el debate del canon digital -la versión actualizada de la defensa de un modelo de propiedad intelectual obsoleto- Internet y la digitalización de la cultura continúan imparables. Los cambios legales siguen en ocasiones el ritmo de los cambios tecnológicos y sociales, pero en muchas otras se desborda la 'realidad reducida' en que siguen viviendo buena parte de los legisladores.

A Swarm of Angels, una película de código abierto

Los contenidos digitales fluyen por las redes con enorme facilidad, haciendo muy difícil su contención detrás de barreras jurídicas o tecnológicas. Los usuarios se asombran de esta nueva e inesperada exuberancia, y reinventan sus interacciones con los contenidos. En ocasiones, los creadores de contenidos que ya nacen digitales entienden el nuevo medio, e invitan a otros a que se re-apropien de su obra para darle nuevas vidas.

En este camino es posible reinventar modelos de negocio. Pero otros contenidos siguen intentando vivir una existencia analógica en un ecosistema digital. Aún así, la naturaleza acaba imponiéndose y los usuarios acaban también apropiándose de estos contenidos, incluso, dándoles una nueva vitalidad.

En el blog del proyecto A Swarm of Angels, una película de código abierto en desarrollo en la actualidad, se propone una clasificación de contenidos audiovisuales abiertos (7 rules for open source media), planteando una crítica al uso indiscriminado del concepto de 'código abierto'. Así por ejemplo, se suelen identificar como abiertos contenidos que, como el último disco de Radiohead, se distribuyen libremente en internet y están tratando de encontrar modelos rentables alrededor de la idea de la economía del regalo en las industrias culturales. Pero este tipo de contenidos no son totalmente abiertos, dado que no permiten su remezcla para la creación por terceros de nuevas obras audiovisuales. Así, nos encontramos en realidad con tres niveles básicos de 'apertura audiovisual':

• Open (O-). El nivel básico imprescindible para que un contenido pueda denominarse libre, que incluye la libertad de consumo (para su emisión o descarga sin coste, de modo directo o en redes P2P) e intercambio (sin sistemas DRM u otras protecciones).
• Open source (O). Acceso y remezcla del 'código fuente' (los archivos que permiten modificar la obra) de los contenidos (disponible en múltiples formatos y convertible entre formatos y utilizando licencias que permiten de modo explícito las obras derivadas, al menos para usos no comerciales); y
• Open Plus (O+): la capacidad del usuario para participar en un proceso de producción transparente y documentado. La transparencia permite acceder a los materiales intermedios generados en el proceso de creación. Esta categoría incluiría la 'contribución abierta' en la que los usuarios podrían participar en la creación de la obra original mediante varios tipos de participación.

Pero todo lo anterior se refiere al contenido diseñado para ser abierto. ¿Qué pasa con las obras protegidas de modo estricto? Es cada vez más evidente que nuevos usuarios las reutilizan de múltiples formas (puede que muchas de ellas ilegales).

Nueve formas de 'reapropiación'

Danah Boyd, en Remix culture and fair use: a new study, comenta el estudio Recut, Reframe, Recycle: Quoting Copyrighted Material in User-Generated Video del Center for Social Media, en el que se analiza la relación entre copyright y creatividad, identificando nueve tipos habituales de prácticas de 'reapropiación' de obras audiovisuales protegidas, que ilustran con numerosos ejemplos:

• Parodia y sátira de medios de comunicación, famosos, políticos …
• Comentarios negativos o críticos
• Comentarios positivos
• Citas para provocar un debate
• Ilustración o ejemplo
• Uso fortuito (material sujeto a copyright obtenido como parte del proceso de obtención de otro contenido)
• Diarios personales que incorporan materiales protegidos
• Archivo de contenidos vulnerables o provocadores (y que tienen un elevado riesgo de desaparición en los medios convencionales)
• Pastiche o collage, remezcla de contenidos protegidos en una nueva creación

Todos estos usos provocan dudas y conflictos acerca de su legalidad. Por ejemplo, en el blog Bits de The New York Times se está desarrollando un debate sobre los 'usos justos' de la música y el vídeo comerciales como materiales de partida para nuevas creaciones, en el que intervienen el consejero de NBC Rick Cotton y el profesor de la Columbia Law School Tim Wu (vía Slashdot).

El informe del Center for Social Media proporciona consejos a los creadores que puedan ser demandados por estas prácticas (aunque pensados para la justicia norteamericana, por lo que son poco útiles para quienes vivimos en el sistema legal continental). La perspectiva de este informe es la del análisis de los problemas que tienen que afrontar los creadores que desarrollan este tipo de prácticas, y de sus consecuencias en términos de reducción de innovación y creatividad. Podríamos hacer otra lectura, dado que la evidencia de estas prácticas de apropiación y su crecimiento constante muestra las dificultades a las que se enfrentan quienes quieren mantener un modelo de propiedad intelectual obsoleto en un entorno digital, y cómo -de un modo u otro- estos contenidos acabarán 'abriéndose' con algunos de los tres modelos que citábamos más arriba.