Que no falle la confianza

Debajo, en el fondo, en lo profundo, las relaciones humanas positivas se sustentan en la confianza, es una especie de garantía. Así es en todos los ámbitos, en la familia donde todos hemos crecido, bajo el cielo protector de los padres en los que confiamos; y en la sociedad en la que vivimos confiando en valores supremos como la justicia. Así es en la relación amorosa en la que exigimos fidelidad para que permanezca la confianza. Y así es en la amistad, esa forma de amor tan libre, cuyo rasgo esencial es también la confianza. La confianza es certeza y convencimiento que nos aportan seguridad. Es tener fe en la lealtad del otro. Confiar es creer que uno no va a ser engañado, ni traicionado.

MMT

Un niño pequeño precisa para su desarrollo integral de muchas cosas y entre ellas está la confianza. Sólo con ella crecerá sin miedos y sin angustias excesivas. Sólo así podrá tener una infancia feliz y podrá llegar a ser un adulto seguro. En el psiquismo humano, la falta de confianza –la desconfianza- genera todo tipo de problemas psicológicos que van desde la simple inseguridad hasta el paranoidismo más enfermizo.

El paranoide es el que desconfía sistemáticamente de todos, el que ve en el otro a un enemigo potencial, el que interpreta las acciones de los demás como deliberadamente hostiles hacia él. Vive en alerta continua, con los ojos y los oídos muy abiertos, siempre en guardia, con la mosca detrás de la oreja. En los casos más extremos todo está cargado de oscuras sospechas amenazantes, de segundas intenciones, de doble sentido, nada es lo que parece. El paranoide vive en el infierno de la desconfianza. Muchas personas paranoides fueron un día niños privados de una atmósfera de confianza.

Una pareja de verdad, que es algo más que un simple dúo, precisa para su mantenimiento también de la confianza y la fidelidad es básica para no hacerla añicos. La pareja es amor y duración, y algo tan valioso no puede estar fundamentado sólo en la pasión, tan efímera y que siempre declina. Es la confianza, de nuevo, la clave para que haya armonía. Cuando falta surgen los celos, un sentimiento atroz que daña siempre a ambos y que a veces llega a extremos terribles.

Las sociedades, los pueblos, también tienen su psicología. La Psicología Social. Y en las sociedades democráticas, el pueblo, ese sujeto colectivo, otorga el poder, algo tan serio, a quien más confianza le merece. Todo político lo sabe muy bien e intenta transmitir de mil formas y maneras el mismo mensaje, que es una persona de la que nos podemos fiar. La fiabilidad se rompe con la mentira. Por eso algunos dicen que fue tan determinante el famoso SMS del 14M, atribuido al más listo de la clase: «Nos merecemos un gobierno que no nos mienta». Claro que la dichosa sentencia podría aplicarse de nuevo, cuatro años después.

Ya ven todo es cuestión de confianza.