"Tenemos miedo los unos de los otros"

Kofi Annan está en Kenia trabajando para solucionar la crisis que se desató tras las polémicas elecciones del pasado diciembre. A pesar de haber logrado imágenes de gran contenido simbólico, como el apretón de manos entre los dirigentes de los partidos enfrentados, lo cierto es que la violencia tribal no ha cesado entre los partidarios del presidente Kibaki (de etnia kikuyu) y los del opositor Odinga (de etnia luo). Los keniatas siguen viviendo con un miedo constante.

Jon Hrusa (EFE)

Un niño busca calzado en un campamento para desplazados.

Un conflicto como el de este país afecta a todos los ámbitos de la vida. Mathews ha sido testigo de cómo algunos de sus vecinos morían víctimas de la violencia. Y es que, a pesar de los esfuerzos diplomáticos, las bandas juveniles se han hecho los amos de las calles de Nairobi. Mathews es consciente de esta situación:

- ¿Qué pasa si te cruzas con un grupo de kikuyus en tu ciudad?

- Pues hay que echar a correr. Si no, me matan.

Así, Mathews muestra su resignación y reconoce que, ante esta tesitura, lo mejor es "salir siempre en grupo o no salir de casa". Desde que estalló el conflicto se calcula que han muerto unas 800 personas. "Tenemos miedo los unos de los otros", asegura.

Mathews lleva cerca de un mes sin trabajo porque su imprenta, en la que es técnico, ha cerrado las puertas. Esto le ha generado problemas económicos. La mayor parte de la población se encuentra en la misma situación, porque casi todos los negocios están cerrados. "Y los que abren tienen unos precios altísimos", se lamenta.

Además, tampoco puede buscar refugio junto a su familia al estar varado en Nairobi . Sus padres viven en Mbita, una región que está a 500 kilómetros de la capital. Este trayecto supone más de diez horas de autobús, por lo que el riesgo de sufrir asaltos durante el camino es elevadísimo.

Y es que la violencia ya se ha extendido por todo el país. Estos últimos días se ha apoderado de Nakuru, la cuarta ciudad del país, donde ha debido imponerse el toque de queda en respuesta a los enfrentamientos tribales, y de Naivasha. Sólo durante el día de hoy cuarenta personas han sido asesinadas.

En caso de necesitar ayuda "de nada sirve llamar a la Policía", dice Mathews. Y es que las autoridades han apostado por reprimir con dureza todo atisbo de altercado. Así, la violencia apunta en todas direcciones. Incluso 10 activistas en favor de los Derechos Humanos recibieron el viernes amenazas de muerte. Los kikuyus, los luos y las tribus que se les han asociado parecen haber protagonizado estallidos de crueldad. El episodio más trágico fue la muerte de 30 kikuyus en una iglesia de Eldoret.

No hay que perder de vista que el conflicto de Kenia no es solamente un episodio de violencia entre tribus, porque tiene un importante trasfondo político. Las elecciones presidenciales se celebraron el pasado 27 de diciembre, y en ellas se proclamó vencedor Mwai Kibaki, líder del Partido de Unidad Nacional, y perteneciente a los kikuyu. Sin embargo, el opositor Movimiento Democrático Naranja, encabezado por Odinga, de la etnia luo, denunció fraude en los comicios, tal y como después confirmaron los observadores de la Unión Europea.

Los esfuerzos por alcanzar la estabilidad se han sucedido. Ahora le ha tocado el turno a Kofi Annan. Mathews es uno de aquellos que confían en que las negociaciones lleguen a buen puerto y su vida pueda regresar a la normalidad.