Esposito, un "drogadicto" del arte, lleva a Vitoria la mirada crítica actual

Vitoria.-  Una parte de la colección privada del italiano Ernesto Esposito, que se define como un "drogadicto del arte" que odia "todo lo que no tiene que ver con lo presente", ya está en el museo Artium de Vitoria para sorprender al público con la mirada crítica contemporánea de cincuenta artistas internacionales.

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(EFE)

El centro museo vasco de arte contemporaneo Artium estrena hoy una exposición del diseñador italiano de calzado de lujo y coleccionista de arte, Ernesto Esposito, con unas sesenta obras de su extensa colección de arte contemporaneo. En la imagen, una mujer visita la exposición con la obra del artista Ugo Rondinone detrás.

"Gravity" es el título de esta exposición, que entre el 1 de febrero y el 18 de mayo llena de pinturas, fotografías, vídeos y esculturas la Sala Norte del Museo de Arte Contemporáneo Artium, con sesenta de las más de ochocientas obras que forman parte de la colección de Esposito, el conocido diseñador italiano de calzado de alta costura, que colabora habitualmente con grandes firmas de la moda como Karl Lagerfeld, Louis Vuitton, Roberto Torretta o Chloé.

Hoy, el día previo a la apertura de la muestra al público, Esposito ha llegado a Vitoria para explicar que no puede vivir sin arte: la "única forma" en la que podría prescindir de esta afición sería la muerte, ya que "es como una droga, cuando empiezas, no puedes dejarlo".

La pasión por el arte actual del coleccionista y diseñador napolitano comenzó a los 20 años, cuando vio en París una exposición retrospectiva de Andy Warhol y compró su primera obra con el dinero que le daban sus padres.

Reconoce que él "nunca será un gran artista" y se declara defensor del arte contemporáneo, ya que una obra "tiene que representar lo presente, lo que es el mundo de hoy".

La exposición consta de sesenta obras de cincuenta artistas internacionales, entre las que destacan la densa mezcla de colores del colectivo brasileño "assume vivid astro focus", las inquietantes escenas de la italiana Vanessa Beecroft, el sarcasmo político de Jota Castro, la fijación del británico Antony Gormley por la figura humana o la referencia crítica al mundo de la moda del nigeriano afincando en Nueva York Ikè Udè.

También se puede ver el compromiso femenino de Ghada Amer, el recurso a la cultura popular de Jeremy Deller, el vacío de vivir de Jen DeNike, el espíritu transgresor del chino-canadiense Terence Koh y la artificiosidad de Ugo Rondinone.

En definitiva, en las obras de esta colección privada coincide la mirada crítica al arte que se ha realizado en el mundo desde la caída de las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001, según han destacado hoy el director del museo, Javier González de Durana, el comisario de la muestra, Enrique Martínez Goikoetxea y la diputada de Cultura de Álava, Lorena López de Lacalle.

En la exposición se observan dos caminos diferentes de los artistas, el del espectáculo y la banalidad y el de la trascendencia, el compromiso y la reflexión, para abordar cuestiones como la identidad individual, la cuestión de género o la denuncia social y política.

La coexistencia de estas dos tendencias es uno de los elementos de "tensión, de atracción y repulsión" a los que alude el título de la muestra, Gravity.

Impacta la obra que anuncia el cartel de la exposición, titulada "Suspend Pompeii", una escultura de Antony Gormley que está boca abajo y colgada de los pies, con lo que parece que la gravedad de la tierra tratara de absorberla hacia su interior.