La salchicha blanca, una rareza venida a símbolo nacional

MÚNICH.-  Una salchicha blanca es como el pirata albino o el toro blanco de Osborne, o sea, una rareza. En Alemania se da sólo en el estado de Baviera, donde ha echado hondas raíces en la cultura local. Es, de hecho, la especialidad muniquesa más representativa.

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Un plato de salchicha blanca, mostaza y pretzel. Listo para ser devorado

En los dos últimos años, ha sucedido ya dos veces que uno de los miembros de mi departamento, un buen día, y no porque le acaben de subir el sueldo, invita a todos los demás a comer 'Weißwurst', que es como se la llama aquí en la oficina. Estadísticamente dos veces no parece muy representativo, pero teniendo en cuenta que han sido dos compañeros distintos en edad, sexo y carácter, ya lo he ascendido a costumbre autóctona. El menú clásico consiste en un par de salchichas acompañadas de mostaza dulce, 'pretzel' (tipo de pan en forma de lazo, salteado de sal) y, por supuesto, cerveza.

La salchicha pertenece a la cultura alemana, como los toros a la española, pese a que a muchos no les guste nada. Y esto se refleja en los dichos de cada idioma, con ejemplos taurinos como "hasta el rabo todo es toro" o "brindis al sol". Mi favorito del repertorio salchichero es el de alto contenido filosófico que reza: "Todo tiene un final. Menos la salchicha que tiene dos". O la letra de la canción de Hildergard Knef que dice: "Tú eres la sal en mi sopa, el azúcar en mi café, la mostaza en mi salchichita. Sí, tú eres todo lo que necesito". Igual que pasa con las canciones en inglés, las traducciones al castellano suenan atroces.

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El 'Biergarten' (parque de la cerveza) es un buen lugar para disfrutar de la salchicha blanca

La salchicha blanca se sirve cocida, no asada, tiene una piel (tripa de cerdo) que no se come, pero que es muy fácil de quitar, nada que ver con la de algunos tipos de chorizo con los que hay que luchar. Sale prácticamente de una sola pieza, tiene un color perla casi translúcido y todo el proceso recuerda a quitar un condón. Pelar la Weißwurst es parte de la experiencia de comerla, como enrollar los spaguetti.

Igual que pasa a menudo en otros platos, o en las desgracias, es la combinación de elementos en apariencia independientes lo que le da su personalidad única. Y especialmente en un 'Biergarten', en verano al sol, mucho más que en el ambiente mercenario de la oficina, la combinación de salchicha, mostaza, 'pretzel' y cerveza está riquísima.