"Turcos" y suramericanos se quedan sin carne ni postre en la cumbre de ASPA

Buenos Aires.-  Lejos del exotismo oriental y del típico asado argentino, la frugalidad fue el rasgo más destacado del almuerzo de hoy de cancilleres árabes y suramericanos, quienes prácticamente tuvieron que ceñirse a un "menú de avión".

Pasta o pollo eran las opciones, aunque también hubo ensaladas y cous-cous, "regado con gaseosa, agua y vino a elección", revelaron a Efe fuentes de la organización de la reunión de ministros de Exteriores de América del Sur-Países Árabes (ASPA), que concluirá mañana en Buenos Aires.

Ni dulce de leche ni pastelitos árabes ni ningún otro postre fueron servidos a los invitados, que se dieron cita en el coqueto salón Dorado del Palacio de San Martín, sede de la Cancillería argentina.

En el menú sí hubo, por el contrario, entradas, consistentes en canapés y bocaditos de queso servidos por camareros de cuyo cuello colgaban las acreditaciones de seguridad, algo que todo el que flanquea la puerta del Palacio en estos días debe mostrar.

Y es que no es fácil conseguir una identificación que permita la entrada, pues debe ser aprobada por cuatro instancias de seguridad, incluida la INTERPOL (Policía Internacional).

Según las fuentes consultadas por Efe, las estrictas medidas de control en esta ocasión se deben a que en una reunión anterior de altos funcionarios de ASPA en Brasil hubo un incidente con alguien que se hizo pasar por periodista.

El foro ASPA, que reúne a 34 naciones, es un ámbito de diálogo entre dos regiones, unidas por lazos históricos pero con evidentes diferencias culturales.

Esto se hizo patente hoy no sólo con la "bendición de Alá" que los árabes ofrecieron a los suramericanos, sino también con la extrañeza del propio ministro de Exterior de Arabia Saudí, el príncipe Saud Al Faisal, por cómo llaman por estos lares a sus coterráneos.

"No entiendo por qué acá nos llaman turcos. Me quedé conforme cuando me explicaron que aquí les dicen rusos a los judíos", dijo Faisal en tono distendido, pero dentro del marco del diplomático plenario.

El canciller argentino, Jorge Taiana, tomó la palabra y le explicó que la costumbre venía de tiempos de la oleada inmigratoria en la que muchos árabes pertenecían al entonces imperio otomano e ingresaban con pasaporte turco.

"Lo mismo sucedió con muchos judíos que vinieron del imperio ruso", argumentó.