Más de 18.000 vacas mueren anualmente en el transporte entre Brasil y Líbano

Río de Janeiro.-  Un diez por ciento de las cerca de 180.000 reses vivas que la industria cárnica brasileña exporta cada año a Líbano para su consumo en países árabes muere durante los 23 días que dura la travesía en barcos mal acondicionados, denunciaron hoy organizaciones de defensa de los animales.

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(EFE)

El transporte de animales vivos se justifica por las exigencias religiosas de judíos e islámicos para el sacrificio de animales.

La denuncia forma parte de la nueva campaña de la Asociación Mundial de Protección de Animales (WSPA), cuyos responsables en Brasil dijeron a Efe que estas muertes se deben a que los animales soportan temperaturas extremas y condiciones poco saludables, amontonados en barcos no acondicionados para su transporte.

Durante los primeros cuatro días los animales no reciben alimento ni agua, no tienen espacio para moverse y sufren grandes crisis de estrés porque, al estar amontonados unos contra otros, se hieren y aplastan, relataron los promotores de la campaña.

El viaje es todavía peor para los animales que provienen de las granjas del sur de Brasil porque, además de los 23 días de barco, deben soportar otros 3 o 4 días de viaje en oscuros camiones por las carreteras brasileñas.

Los responsables de la ONG explicaron a Efe que las vacas viven "situaciones críticas" durante su transporte, que podrían ser evitadas con técnicas ya existentes que permiten que la carne, si el animal es sacrificado en Brasil, llegue en "incluso mejores condiciones".

Los veterinarios de WSPA aseguraron que existen estudios que demuestran que estas largas travesías "disminuyen la calidad de la carne" por lo que, transportar los animales vivos, "también reduce los ingresos del productor".

Además, estos trayectos en barcos que no cumplen los requisitos necesarios aumentan la difusión de enfermedades, no solo entre las propias reses, sino "también en humanos".

Los miembros de la protectora de animales explicaron que, "si el transporte de animales vivos se diese en las condiciones necesarias", no compensaría económicamente exportar reses con vida.

Argumentaron que este tipo de negocio sigue vigente porque la exportación de animales vivos no paga impuestos en Brasil.

Los activistas subrayaron que el principal problema es que, "aunque no es ético, no es ilegal" porque, una vez que el animal sale del puerto, su transporte y sus condiciones pasan a ser responsabilidad del comprador.

El transporte de animales vivos también se justifica por las exigencias religiosas de judíos e islámicos para el sacrificio de animales.

Como los animales son insensibilizados en Brasil antes de su sacrificio, los compradores de Líbano "creen que ese procedimiento no cumple el ritual" marcado por cada religión, el Kosher judío y el Halal islámico.

Los veterinarios explicaron que el rito judío establece que la sangría sea realizada sin insensibilizar previamente al animal para evitar posibles contaminaciones posteriores, algo que científicamente se ha descartado.

En el ritual islámico no está permitido realizar una insensibilización penetrante, como la realizada en Brasil mediante una pistola, y en algunos países no está permitida ningún tipo de insensibilización.

Para el WSPA estos rituales podrían realizarse en el sacrificio de animales en Brasil, lo que aumentaría el empleo en el país.