Las aventuras del explorador Johan Andersson recogidas en una exposición

WINDOHOEK (NAMIBIA).-  La Galería Nacional de Arte de Windhoek nació en el año 2000. Se construyó para dotar a Namibia de un edificio que mostrara "el amplio espectro de los proyectos artísticos del país", en palabras de los padres de la idea. Fundamentalmente dedicado a la pintura, la galería pretende desde su fundación ofrecer un recorrido por la Historia del Arte en Namibia y afianzarse como un centro para el estudio y la investigación en las artes. Cualquiera que lo visite hoy podrá darse una vuelta por una curiosa exposición que lleva el título de: "Los Primeros Mapas de Namibia (Un descubrimiento en Suecia)".

La muestra ha contado con el apoyo de la Asociación de Museos de Namibia y de la Real Academia de las Ciencias de Suecia. Dos investigadores namibios han realizado el trabajo en archivos de Suecia, Namibia y Sudáfrica. Gunter von Schumann y Christer Blomstrand son sus nombres.

(Karl Johan Andersson)

¿Qué une a Suecia y a Namibia? Pues cronológicamente quizá lo primero sea un sueco llamado Karl Johan Andersson (1827 - 1867). Y algo que hizo y que él mismo resumió a mano en un mapa en 1852. Tan difícil como resumir 'El Quijote' en una frase. Karl Johan Andersson fue de profesión explorador. Pero esta actividad la compaginaba también con la de naturalista, cazador, lingüista, sociólogo, cartógrafo, soldado, dibujante, escritor, embajador y comerciante. A menudo unas labores hacían posibles las otras: había que financiar el viaje. Pero además, era fundamental dejar constancia de lo hallado. Otras veces, sencillamente, había que salir del apuro al cruzar tanto lugar nuevo, encontrarse con gente desconocida, y observar una naturaleza tan diferente a la de su Europa natal.

Comenzó su aventura africana como ayudante del explorador británico Sir Francis Galton. El trayecto entre Londres y Ciudad del Cabo duraba entonces unos dos meses. Desde allí, al no poder subir hasta la actual Namibia, como era su intención, por tener los Boers tomado el río Orange y estar empeñados en liarse a tiros con todo el que hablara inglés, tuvieron que tomar un barco que les llevara hasta Walvis Bay- donde hoy está la Pescanova-. Fue en este puerto de mar donde por fin reunieron a todos los miembros del equipo que completaría esta primera expedición.

Cruzaron cientos de kilómetros, cruzaron multitud de aldeas, se cruzaron con cientos de individuos de diferentes tribus, cruzaron valles, desiertos y montañas, como en los cuentos, pero ellos de verdad, y registraron toda la población que se encontraron, la geografía, la geología, la flora y la fauna. Todas estas notas se cuentan entre los pocos documentos escritos que se escribieran nunca sobre el pasado de Namibia, y entre los más completos. Mucho de esto es posible observarlo también en esta exposición, que se recrea con los retratos de los jefes de varias tribus, con la forma de vida de los habitantes que las constituían, con la descripción del espacio por donde se extendían, y con las relaciones de convivencia entre muchas de estas diferentes etnias.

(J.C)

Para terminar, otra curiosidad de esta muestra, que de confirmarse cambiaría los libros de Historia: en el mapa que descubrieron en Suecia los dos investigadores sobre las peripecias de Andersson, trazado por él mismo, aparece un dibujo con unas cataratas de increíbles proporciones, llamadas Mosi-oa-tunya, nombre dado desde no se sabe cuándo por los nativos. Era el mismo salto de agua que el reverendo Livingstone(el de "supongo") quizá por deformación profesional bautizó un año después, en 1853, con el nombre de Victoria Falls; en honor a su reina, a la de él.

Pues bien: el historiador Christer Blomstrand afirma que Linvingstone y Andersson se conocieron, y por el primero supo el segundo de la existencia de las Mosi-oa-tunya; pero el otro historiador, Gunter von Schumann, alberga dudas sobre quién de los dos llegó allí primero.

Pretenden seguir recogiendo datos sobre esto y destacar uno de los principales mensajes que pretenden transmitir con esta exposición: Que la historia ya estaba escrita. Y que el primer boceto que usaban los ilustres exploradores para guiarse, y que después viajaría muchas millas bien custodiado hasta las ciudades europeas, fue un conjunto de surcos en la arena trazados por una mano que, cuando no asistía al explorador blanco, recolectaba, cazaba o tiraba piedras a los monos si se arrimaban a las chozas.