Ibarretxe afirma que "exista o no ETA" en Euskadi "deben darse acuerdos políticos y la sociedad debe pronunciarse"

IRÚN.-  El lehendakari, Juan José Ibarretxe, afirmó ayer que "exista o no ETA" en Euskadi "deben darse acuerdos políticos y la sociedad debe pronunciarse", y añadió que "se den o no" los citados acuerdos "la violencia ha de desaparecer". Además, advirtió de que seguirá "adelante" con la consulta del 25 de octubre, que espera "sea sobre la base de un acuerdo alcanzado entre el presidente del Gobierno y el lehendakari".

ampliar foto

EP (EUROPA PRESS)

El lehendakari, Juan José Ibarretxe, afirmó ayer que "exista o no ETA" en Euskadi "deben darse acuerdos políticos y la sociedad debe pronunciarse", y añadió que "se den o no" los citados acuerdos "la violencia ha de desaparecer". Además, advirtió de que seguirá "adelante" con la consulta del 25 de octubre, que espera "sea sobre la base de un acuerdo alcanzado entre el presidente del Gobierno y el lehendakari".

Ibarretxe realizó estas declaraciones durante un mitin electoral del PNV en el recinto ferial Ficoba de Irún (Guipúzcoa) en el cual también intervinieron el presidente del Euskadi Buru Batzar (EBB) del PNV, Iñigo Urkullu; del Gipuzko Buru Batzar, Joseba Egibar; el diputado general de Guipúzcoa Markel Olano; el portavoz jeltzale, Xabier Ezeizabarrena; y los candidatos del PNV al Congreso y Senado por Guipúzcoa, José Ramón Beloki y Lorea Leanizbarrutia, respectivamente.

El lehendakari instó a dejar de "mirar a ETA y a Madrid" porque este año la sociedad vasca tiene "la posibilidad de abrir la puerta de la esperanza, la puerta para decidir su propio futuro".

En este sentido, aseguró que de no conseguirlo "la culpa no será de ETA, ni del presidente del PP, Mariano Rajoy, ni del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero", sino que "será de los vascos", porque está en su "mano".

Ibarretxe apostó por "sí rotundos" frente a los "no de Zapatero", que le dijo "no a negociar lo que en octubre negoció con ETA", sobre "el derecho a decidir y cómo resolver políticamente el conflicto vasco". Además, apeló a la "presentación de acuerdos en el Parlamento vasco" para, a continuación, llevar a cabo la consulta popular que esperó "sea sobre la base de un acuerdo alcanzado entre el presidente del Gobierno y el lehendakari".

Además, advirtió de que si Zapatero "rechaza el diálogo", si "se niega a hablar con las instituciones vascas lo que ha hablado con ETA", él seguirá "adelante" y llevará a cabo la consulta, porque los vascos están "hasta el gorro de la violencia de ETA y de que las recetas que, una y otra vez, se están poniendo sobre la mesa sean ilegalizar ideas y volver hacia atrás". "No es aceptable un planteamiento de esa naturaleza", añadió.

"ACUERDO POLÍTICO"

Por su parte, Urkullu emplazó a quien gobierne a partir del 10 de marzo a "iniciar una negociación que redunde en un acuerdo político de profundo calado, capaz de superar el denominado conflicto vasco".

A su juicio, éste "es posible" y ya se tocó "con la yema de los dedos" en octubre, cuando "en conversaciones tripartitas se cerró el diagnóstico y solución a la ecuación de convivencia" planteada en Euskadi.

El dirigente jeltzale consideró que parece "difícil" que "lo que se pudo conseguir no se pueda redondear y consensuar hoy" con "legitimidad institucional, respaldo social, sanción parlamentaria y refrendo público".

Desde luego, destacó que el PNV "va a poner toda la carne en el asador" para que ese acuerdo sea posible, y puntualizó que no se trata de "una amenaza, ni un ultimátum", sino "de una convicción".

Urkullu recordó que la democracia "no es compatible con unidades impuestas ni separatismos obligados" y "la independencia o dependencia" debe ser "consecuencia del ejercicio democrático" y para comprobar si es así "es obligado conocer y respetar lo que se manifiesta en procesos de consulta".

"Quien quiera gobernar España, y lo más probable es que sea Zapatero, debe ser consciente de ello" porque "un nuevo portazo a esta voluntad de acuerdo, unida a la inestabilidad e insatisfacción de otros pueblos" puede "volver a poner al Estado frete a la crisis democrática más severa de cuantas haya vivido", concluyó.