Analiza tú mismo los tics psicológicos del redebate

Los políticos saben bien que deben ganarse la confianza de los electores y para ello resulta esencial controlar "lo que" se dice y también "el cómo" se dice. Los expertos en comunicación que les acompañan y asesoran conocen la importancia de los mensajes no verbales y por eso cuidan hasta el más mínimo detalle. Lo hicieron en el primer cara a cara y lo harán de nuevo en este re-debate, pero en el de esta noche tienen además la experiencia de lo ocurrido en el del pasado lunes y es probable que veamos, al menos en lo que concierne a la comunicación no verbal, un debate muy diferente.

(EFE)

Zapatero y Rajoy deberán estar atentos a sus gestos en su segundo cara a cara.

En un debate televisivo los candidatos no sólo hablan con las palabras, dicen más, mucho más, incluso más de lo que querrían decir. La televisión permite no sólo escuchar el discurso sino además ver cómo éste se dice; el qué y el cómo; el texto y el contexto. Y es que la comunicación humana resulta especialmente compleja, porque la información se transmite a través de dos vías simultáneas: la digital y la analógica. Lo digital es lo que se dice textualmente, como si lo dijéramos por escrito. Lo analógico es todo lo que acompaña a "ese texto", es decir, el contexto. Es el lenguaje de los gestos, de las miradas, de las entonaciones, de las posturas y hasta de los silencios. En el primer debate Rajoy ganó en lo verbal y Zapatero lo hizo en lo no verbal. En éste, el 'popular' tendrá que cuidar aspectos como fijar la mirada en su oponente y no mirar tanto hacia abajo, a sus papeles, hacia arriba donde le habían colocado un reloj, o hacia un lado buscando la complicidad del moderador.

Tenemos control sobre lo que decimos verbalmente, pero no tanto sobre lo que transmitimos en lo no verbal. Nos resulta fácil medir el mensaje digital, pero no el analógico que opera con frecuencia a un nivel inconsciente. Las palabras pueden ser utilizadas de mil maneras y por eso cuando alguien nos habla estamos atentos a otros aspectos no verbales que nos confirman o no la veracidad de lo dicho. Juan Peña, El Lebrijano, lo expresaba mejor que nadie en una soleá majestuosa: "Esta gitana está loca, lo que dice con los ojos lo desmiente con la boca".

El público que sigue un debate televisado puede darse cuenta a un nivel emocional de muchas de estas cuestiones. Dicen los sociólogos que en los políticos y los partidos tenemos los españoles, en general, mucha desconfianza. Tendemos a pensar que con tal de alcanzar el poder son capaces de todo, incluyendo la mentira. Por eso lo que valoramos primero en un candidato es la autenticidad y su capacidad para transmitir confianza. Desgraciadamente a veces gana quien miente mejor y el que mejor miente es el que se cree sus propias mentiras. Dicho de otra manera, la mejor forma de transmitir un mensaje político es mediante el autoconvencimiento, incluso cuando lo dicho sea falso. En psicología esto se llama mentira patológica, en ella el individuo se cree sus propios engaños. En el debate del pasado lunes Zapatero hizo gala en mi opinión de este curioso fenómeno del autoconvencimiento o autoengaño.

En lo verbal Rajoy suele mostrarse más suelto, más fluido. Zapatero por el contrario tiene un curso del lenguaje muy lento. El hablar tan lento de Zapatero puede obedecer a dos razones; una, a que piensa despacio, el lenguaje es la traducción del pensamiento y si éste es lento, bradipsíquico, aquél lo será también; dos, a que se lo piensa mucho antes de decir, lo cual es propio de alguien que controla mucho y que no se atreve a ser espontáneo. Podría ser también una estrategia de comunicación, hablar con parsimonia para que todo el mundo le siga, pero si es así estaría mal empleada, cuando se habla tan lentamente como lo hace él lo que se consigue es aburrir. La cadencia rápida de Fraga era su opuesto, pero tampoco comunicaba, porque no había quien le siguiera.

Un político con éxito debe transmitir también autoridad, energía y optimismo. Zapatero anda sobrado de optimismo "antropológico" y Rajoy no debe insistir demasiado en el catastrofismo porque "acongoja". En cuanto a la autoridad hay gestos muy reveladores, sobre todo con las manos. Zapatero estuvo muy acertado en este apartado el pasado lunes, en ningún momento realizó un gesto cortante "tipo karate" que suele hacer en los mítines y que denota no autoridad sino autoritarismo, ni se pudo llevar las manos ridículamente a los bolsillos en otro gesto muy suyo que no acierto a interpretar. Gesticuló con las manos casi siempre extendidas, con las palmas hacia abajo y con un movimiento que transmitía moderación. Veremos si esta noche esgrimen el dedo índice acusador o la cosa transita por derroteros más armoniosos.

El humor brilla por su ausencia en los políticos españoles, es una lástima que una virtud tan maravillosa no abunde en sus discursos, casi todos se muestran sosos de solemnidad. El primer debate fue a cara de perro y en ningún momento se atisbó ningún rasgo de ironía. Rajoy tiene un finísimo sentido del humor y domina la retranca gallega, pero incomprensiblemente parece renunciar a esta valiosa arma. Lo que más interesa transmitir según los teóricos, los supuestos expertos en las campañas electorales, es confianza, dinamismo y honestidad. Y además, habría que tener en cuenta otros rasgos para evaluar a un político: equilibrio, flexibilidad, fiabilidad, cordialidad, simpatía, imaginación…

Por último decir que en un debate como el de esta noche se da otro fenómeno psicológico interesante y es que cada espectador acaba viendo lo que quiere ver. Las expectativas que cada uno llevamos influyen decisivamente en lo que captamos, la imagen previa que tenemos de los candidatos nos condiciona a la hora de percibir lo que se da en el debate y acabamos viendo sólo aquello que confirma nuestras creencias. Sólo los indecisos pueden ser menos subjetivos. En cuanto a mí, me parece honesto decir, ya que escribo sobre esto, que estoy claramente posicionado, mi voto está decidido desde hace tiempo y no será para ninguno de los dos.