Colombia pasa al contraataque en medio de llamados al diálogo y moderación

Bogotá.-  Colombia decidió pasar hoy al contraataque diplomático ante la crisis creada por la muerte en territorio ecuatoriano de "Raúl Reyes", el considerado segundo al mando de las FARC, y las airadas reacciones de los Gobiernos de Venezuela y Ecuador a la operación en que fue abatido.

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(EFE)

El director general de la Policía de Colombia, General Oscar Naranjo, aseguró en rueda de prensa ofrecida en Bogotá que el Gobierno tiene en su poder documentos que comprometen al gobierno del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, de tener "compromisos" con las FARC.

La gravedad de la situación, con movimientos de tropas venezolanas y ecuatorianas en la frontera con Colombia, el cierre de la embajada de Venezuela en Bogotá o la expulsión del embajador colombiano en Quito, lo que supone en la práctica una ruptura o suspensión de las relaciones diplomáticas, ha movilizado a las cancillerías de todo el mundo.

La utilización de las vías diplomáticas, los contactos de los países involucrados con otras naciones, la moderación y el diálogo son las recomendaciones que se repiten en todo el mundo para desactivar esta grave crisis entre las tres naciones vecinas.

Colombia admitió que en la madrugada del pasado sábado sus fuerzas bombardearon territorio ecuatoriano tras un ataque de las FARC, y después ingresaron en Ecuador para comprobar los efectos del ataque, donde recuperaron el cadáver de "Raúl Reyes", alias de Luis Edgar Devia.

Con el argumento del derecho a combatir el terrorismo practicado contra su país por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Gobierno colombiano justificó esa acción en territorio ecuatoriano.

Chávez puso el grito en el cielo y el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, que cuando recibió la llamada de su colega colombiano, Álvaro Uribe, en la que le comunicaba la operación, reaccionó con tranquilidad, después acusó a Colombia de violar su soberanía.

La crisis estaba servida y a los ataques verbales y medidas adoptadas por Caracas y Quito, Colombia decidió pasar al contraataque y acusó a los gobiernos de Venezuela y Ecuador de tener connivencias con la guerrilla.

Después de dar a conocer, anoche, informaciones preliminares contenidas en los computadores decomisados en el campamento de Reyes, en las que, según Colombia, se demostraban vínculos de esos dos países con las FARC, hoy el gobierno colombiano decidió denunciar ante las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA) esos presuntos "acuerdos".

De todos modos, como muestra quizás de la moderación solicitada por la comunidad internacional, Colombia decidió no enviar tropas a las fronteras con sus vecinos y anunció que buscará que las relaciones con Venezuela y Ecuador se manejen "con sensatez".

El Gobierno colombiano expresó "su preocupación" por los "acuerdos que puedan existir entre el grupo terrorista de las FARC y los Gobiernos de Ecuador y Venezuela, que violan la normatividad internacional en su prohibición a los países de albergar terroristas".

De esta manera Colombia respondía a Chávez, que había advertido de que si esa operación se hubiese efectuado en su país sería "causa de guerra", y a Correa que la consideró como una violación de su soberanía.

La palabra guerra está rondando; el presidente Chávez ya la había mencionado como posibilidad y hoy se hacía eco de ella el legendario líder cubano Fidel Castro al hablar del sonido de tambores de guerra en la región.

Sacar a la región de la posibilidad de la guerra es el objetivo también del Polo Democrático Alternativo (PDA), opositor de izquierda colombiano, que enviará una misión a Quito y Venezuela.

Estados Unidos ha respaldado a Uribe, pero al mismo tiempo pide moderación, algo que, junto al diálogo y llamamientos a la OEA, en particular, que ha convocado para mañana una reunión para analizar la situación, han pedido otros gobiernos del mundo.

Lo que parece evidente es que, al menos hasta ahora, la tensión diplomática entre estos tres vecinos tiene un componente peligroso que exige, según los analistas, esa moderación para que no provoque enfrentamientos bélicos que podrían desestabilizar a la región.