Henrik Vibskov, moda contra la tos

COPENHAGUE.-  El pasado mes de febrero tuvimos la oportunidad de asistir a la Fashion Week de Copenhague. Fundada en 1964, durante muchos años se ha especializado en diseño escandinavo. En los ochenta hubo una dura competencia con la Fashion Week de Estocolmo. Copenhague, decidió darle un enfoque más internacional y logró convertirse en el centro de la moda de los países escandinavos, donde se reúnen compradores de Dinamarca, Suecia, Islandia, Noruega y Finlandia.

En Copenhague hay tres ferias importantes: CIFF, CPH Vision y Gallery, en su mayoría con diseñadores escandinavos, pero cada vez con más marcas internacionales. Lo primero que llama la atención es el trato atento tanto para la prensa como para los diseñadores. Por ejemplo, la compañía aérea SAS Scandinavian Airlines ofrece descuentos para los diseñadores que asisten a CPH Vision.

Después de visitar todas la ferias y asistir a algunos desfiles interesantes, como el de Stine Goya, Wood Wood o los que organiza CPH Vision, llegó la hora de una de las presentaciones más esperadas y aplaudidas, The Mint Institute, la nueva colección para el próximo otoño invierno 2008 de Henrik Vibskov.

Vibskov da largas a todas las preguntas sobre moda, habla de lo mucho que le gusta tocar música en directo, ir de gira con el grupo en el que toca la batería (Trentemoller) o viajar por el mundo. Hay algo que no encaja. Pero precisamente eso es lo que hace interesante su trabajo. Puede salir por donde menos te lo esperas y siempre sorprende con algo nuevo. En este caso, además, tan refrescante como la menta.

Vibskov presentó la colección en un granero de madera enorme dentro de Cristiania, mítico y utópico distrito de Copenhague fundado por los hippies en 1971. Sus desfiles son un espectáculo en sí mismos y cualquiera podía acceder pagando una entrada de 10 € o entregando en la puerta dos paquetes de cigarrillos mentolados, humor que no falte. Pero el granero estaba hasta la bandera de incondicionales, se nota que juega en casa. Sold out.

Una puesta en escena muy original. La pasarela cubierta por cientos de flecos de plástico verde accionados por sistema de aire, que los hincha y deshincha, haciendo que se muevan como si fuera un mar de anémonas. Lo primero que te encuentras al llegar es un montón de chicos y chicas ataviados con una bata blanca, como la que llevaba el profesor de química en el instituto, que te ofrecen un chupito de una bebida verde que sabe a menta pero lleva vodka, una mezcla explosiva. El verde es el color, está claro.

Aquí todos se lo pasan bien, se nota que son amigos. Tampoco se respira nerviosismo en el fitting. Junto a la salida de los modelos, a la izquierda, Henrik Vibskov, vestido con aires de montañero años 20 se dispone a tocar el tambor junto a un contrabajista con la misma pinta. La música tiene un ritmo y cadencia como de película de intriga. A la derecha, un chico que parece un gángster de Chicago, baila claqué.

La colección está marcada por el negro y blanco. Color en los cuadros rosas y verdes de los vestidos y faldas, en los leggings metalizados y en los complementos. Todos los modelos llevaban unos curiosos flequillos verde-menta que les tapaban la cara. Importante también las prendas de punto. Mezclas entre lo imposible y lo ponible que funcionan perfectamente. Todo muy fresco... como la menta.

Al final carrusel con todo el público en pie. Todos los modelos, precedidos por Vibskov, bailando una canción de Bonde Do Role. Eso sólo fue el principio de la fiesta, porque la bebida mentolada empezaba a cobrar efecto y a los profesores del 'Mint Institute' todavía les quedaba mucha para ofrecer a los asistentes, que tampoco paraban de bailar.