¿Podría estallar una guerra en América Latina?

La muerte del número dos y portavoz de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, "Raúl Reyes", en un ataque del ejército colombiano sobre suelo ecuatoriano ha desatado una crisis diplomática entre Venezuela, Colombia y Ecuador de una enorme gravedad.

Jorge Silva (REUTERS)

Un hombre atraviesa el puente internacional Simón Bolivar, que conecta Colombia y Venezuela.

La incursión militar colombiana ha motivado una dura condena de los presidentes de Ecuador y Venezuela, Rafael Correa y Hugo Chávez, que han retirado a sus diplomáticos de Colombia (y, en el caso de Venezuela, también ha expulsado al personal de la embajada colombiana de Caracas) y han enviado tropas a la frontera con este país.

Por su parte, Colombia ha tratado de no aumentar la escalada verbal y ha anunciado que no enviará efectivos a la frontera. Sin embargo, ha desvelado que existen documentos "reveladores" que demuestran la conexión entre el Gobierno ecuatoriano y los guerrilleros de las FARC.

Según el gobierno dirigido por Álvaro Uribe, Correa debe dar explicaciones por estos vínculos establecidos con la guerrilla. Aunque en un primer momento el gobierno ecuatoriano desmintió esta información, el presidente Correa ha anunciado que las conversaciones con las FARC tenían como objetivo lograr la liberación de 12 rehenes secuestrados, entre los que se encontraba Íngrid Betancourt.

Analizamos la situación con dos especialistas con puntos de vista muy diferentes. Por una parte, Carlos Malamud, experto en Latinoamérica del Real Instituto Elcano; por otra, Omar Roberto, editor de Le Dipló, edición colombiana de Le Monde Diplomatique. Planteamos a ambos varias preguntas sobre esta crisis abierta.

¿Cuánto de real hay en la parafernalia diplomática y militar? ¿Es posible que se llegue a las armas?

Malamud:

Tiene todo de real y también una importante dosis de realismo mágico. Se han sacado de contexto los sucesos, se trata en realidad del último acto de una escalada verbal que comenzó en el momento en que el presidente Álvaro Uribe excluyó del diálogo humanitario a Chávez. A Colombia no le interesa un enfrentamiento armado de ningún tipo, está muy centrado en el terrorismo y el narcotráfico, sería una distracción de fuerzas. Si hubiera un paso adelante en torno a un conflicto armado, vendría por parte de Venezuela, pero no creo que suceda, aunque algún exceso o un simple error humano podría acabar disparando la espoleta.

Roberto:

La parafernalia comienza desde el momento en el que el conflicto en Colombia dejó de ser entre colombianos: Estados Unidos tiene más de 4.000 efectivos con presencia permanente en el país, mercenarios o contratistas privados que desarrollan toda la infraestructura de guerra, con la consecuente pérdida de soberanía. La operación del sábado, por ejemplo, tiene la factura de la inteligencia israelí. Uribe le ha planteado un desafío a Correa pidiéndole que no asuma la soberanía en beneficio de la lucha contra el terrorismo, pero todo indica que no se llegará al conflicto bélico.

¿Qué papel juega Correa en todo esto?

Malamud:

Correa se debe a la presión ejercida por el presidente Chávez y a un discurso nacionalista que pueda aglutinar a la población tras de él. No se debe olvidar que tiene por delante un referéndum constitucional. El presidente ha mantenido un perfil mucho más bajo que en las primeras 24 horas, habrá que ver si el tono reivindicativo se mantiene o si el conflicto puede ser encauzado. Brasil va a resultar clave como intermediario, pero a Colombia no le favorece un conflicto armado.

Roberto:

Se puede considerar que ha asumido una posición más radical incluso que la de Chávez, porque ha dado una respuesta inmediata desde los primeros días de gobierno. Ha acusado al gobierno de Uribe de fumigar zonas que afectan al territorio ecuatoriano, ha manifestado claramente que no prolongará el contrato de la base de Manta, ha denunciado operaciones con civiles ecuatorianos muertos en operaciones del ejército colombiano, etcétera.

¿Podría Chávez estar utilizando esta tensión como cortina de humo?

Malamud:

Sí, después de la derrota en el referéndum constitucional vive momentos muy difíciles: la situación económica es mala, la inflación no deja de crecer y el desabastecimiento de productos de primera necesidad en supermercados y tiendas está generando mucha insatisfacción. Es un elemento que explicaría el porqué de esta movida inútil por parte de Chávez, porque va a acabar siendo bastante contraproducente para sus intereses: una invasión venezolana a Colombia podría sentar muy mal en la filas del ejército venezolano.

Roberto:

De ninguna manera, es el presidente colombiano el que ha intentado ocultar críticas y presiones de su propio entorno militar y paramilitar que quiere saber qué pasos está dando. No creo que Chávez haya intentado fomentar el discurso nacionalista, porque ese discurso patriótico ha existido desde siempre, no hay nada extraño ni nada nuevo.

¿Cree usted que es verdad que existen vínculos entre Ecuador y la guerrilla?

Malamud:

El tono de la declaración del presidente Correa, reivindicando a los terroristas caídos tras el ataque militar colombiano y diciendo que habían caído estando en pijama es preocupante. Si efectivamente estaban durmiendo en pijama es porque se sentían seguros y confiados, lo que significa que Ecuador no ha hecho los deberes: no ha puesto trabas al paso de miembros de las FARC, no los ha perseguido ni combatido. No habría sido necesario un ataque de ser así.

Roberto:

Un estado como el ecuatoriano, que limita al norte con la insurgencia, tiene derecho a establecer relaciones y acuerdos para políticas sociales y neutralizar cualquier acción que dañe al pueblo ecuatoriano.

¿Colombia se ha quedado un poco sola?

Malamud:

Sí, Uribe intentará descomprimir la situación en la medida de las posibilidades, tratará de templar la situación, llamar a la calma, tentar lo menos posible, porque no le conviene tensar el conflicto.

Roberto:

Uribe está cada vez más aislado políticamente: ni Sarkozy, ni Argentina, ni Brasil ni Chile le apoyan y su operación ha generado rechazo en términos diplomáticos. No ha encontrado la felicitación en el resto del continente ni tampoco en Europa.