El Santiago Bernabéu, listo para una misa mayor

La UEFA ha anunciado que el estadio Santiago Bernabéu acogerá la final de la Liga de campeones de 2010, en el que será su primer gran evento después de su remodelación. Este anuncio se produce en un momento en el que los modernos estadios de fútbol se han convertido en las catedrales del siglo XXI, según ha sido definido en reiteradas ocasiones. Así, el estadio Bernabéu ya está listo para acoger su primera misa mayor.

(EFE)

El Bernabéu, tras sus reformas

El anuncio de la UEFA se produce cuatro meses después de que el máximo organismo del fútbol europeo calificara el feudo blanco como "Estadio de Élite". Esta categoría es actualmente una "condición indispensable para la organización de grandes finales continentales, como las de Liga de Campeones", según afirmó en su día el Real Madrid en su página web. Para alcanzar esta calificación el equipo madridista acometió una serie de reformas en el estadio durante los años noventa, como la instalación de las torres circulares que a día de hoy conforman uno de los rasgos más distintivos del Santiago Bernabéu.

Las reformas no se detuvieron con la llegada del nuevo siglo y continuaron para mejorar cuestiones relativas a la seguridad y a la comodidad de los espectadores (como la instalación de calefacción). Además, tuvieron que acomodar el estadio a algunas de las normativas de la UEFA, como el traslado del palco presidencial, para situarlo en la misma área que la zona de prensa y que vestuarios, tal y como requería el organismo rector del fútbol europeo. Todas estas remodelaciones, que han culminado con el nombramiento del estadio madrileño como sede de la final del año 2010 de la Liga de campeones, han buscado mantener al Bernabéu en la élite de los campos de fútbol, que han vivido una auténtica revolución en los últimos años.

"El fútbol es una nueva religión laica organizada para beneficio de las multinacionales y las televisiones" (Manuel Vázquez Montalbán).

"Puesto que el fútbol es uno de los grandes símbolos de nuestro tiempo, requiere de la simbología que lo identifique como religión universal. Los estadios hacen ese trabajo" (Santiago Segurola).

"Conozco el magnetismo brutal de los estadios de fútbol, que son las catedrales contemporáneas, dado que allí se celebra una auténtica liturgia" (Fernando Castro Flórez).

"¿Cómo puede ser que los estadios vacíos me atraigan tanto, si no son más que un dispositivo para permitir la experiencia de volverse parte de la multitud, un dispositivo que no es nada sin la presencia móvil de un evento atlético?" (Hans Ulrich Gumbrecht).

diongillard (flickr)

Allianz Arena

Segurola afirmaba en un artículo: "El fútbol se ha convertido en el símbolo de nuestro tiempo, para lo bueno y para lo malo". Esto significa que el negocio se ha desparramado (véase la ocurrencia de celebrar una jornada de la liga inglesa fuera del territorio británico), se ha hecho transversal y ha arrastrado a diferentes disciplinas, como el márketing, la medicina, la comunicación y, por supuesto, la arquitectura. Ésta se ha afanado en dotar al fútbol de una escenografía acorde con los nuevos tiempos, de enseñar su grandeza. Como las catedrales góticas en su idea de acariciar el cielo.

El ejemplo más evidente es el del Allianz Arena, el estadio que acogió en Múnich la inauguración del Mundial de Alemania en 2006, concebido por los arquitectos Herzog y De Meuron, autores también de la ampliación de la Tate Gallery en Londres y del recién inaugurado Caixa Fórum en Madrid. Algunos equipos de fútbol españoles también se han subido al carro. Por ejemplo, el Barcelona 'ha fichado' a Norman Foster, que será el autor de la remodelación del Camp Nou, inspirada en la obra de Antonio Gaudí. El Athletic de Bilbao y el Valencia también han presentado proyectos similares. Así, parece que ha llegado una nueva ola de reformismo a los estadios españoles, similar a aquella que trajo la celebración del Mundial de fútbol en el año 1982.

La analogía con las catedrales también cobra sentido por el sentimiento religioso que se concentra en las gradas de un estadio de fútbol, como cuerpo imantado y homogeneizante, como agitador de pasiones (en ocasiones las más bajas). "Ser parte de la multitud puede ser entendido como clímax dionisiaco", decía Gumbrecht. "Los estadios son el lugar donde se cumple el deseo primitivo de estar juntos", apostilla Castro Florez.

El estadio Bernabéu ya ha acogido varias finales:

• Final de la Copa de Europa de 1957: Madrid 2 (Di Stéfano y Gento) - Fiorentina 0.
• Final de la Copa de Europa de 1969: Milan 4 (Prati 3 y Sormani) - Ajax 1 (Vasovic).
• Final de la Copa de Europa de 1980: Nottingham Forest 1 (Robertson) - Hamburgo 0.
• Final del Mundial de España 1982: Italia 3 (Rossi, Tardelli y Altobelli) - Alemania 1 (Breitner).