un programa de La Caixa facilita la inserción laboral de 1.300 personas, 269 en Canarias

Barcelona.-  La gestión del medio ambiente se ha consolidado como un instrumento eficaz en la integración de las personas excluidas, como lo demuestran los buenos resultados que ha obtenido el programa de Espacios Naturales impulsado por la Obra Social de La Caixa, que ya ha ayudado a unos 1.300 ciudadanos, 269 en Canarias.

ampliar foto

(EFE)

La gestión del medio ambiente se ha consolidado como un instrumento eficaz en la integración de las personas excluidas, como lo demuestran los buenos resultados que ha obtenido el programa de Espacios Naturales impulsado por la Obra Social de La Caixa, que ya ha ayudado a unos 1.300 ciudadanos, 269 en Canarias.

Fue en 2005, en colaboración con la Diputación de Barcelona, cuando la entidad financiera puso en marcha este proyecto, que tenía por objetivo fomentar la inserción social y laboral de los colectivos con más dificultades a través del trabajo en el medio natural.

Actualmente, la iniciativa se desarrolla en todas las comunidades españolas, gracias a la firma de convenios con los respectivos gobiernos autonómicos, y por ella han pasado ya 1.266 personas en situación de exclusión, más de 350 de las cuales han logrado incorporarse plenamente al mercado laboral.

Cataluña, con 475 beneficiarios; las Islas Canarias, con 269, y Andalucía, con 228, son las comunidades autónomas que mejor han respondido al programa, según ha explicado hoy el director adjunto del Área de Medio Ambiente y Ciencia de la Fundación La Caixa, Javier Bertolín.

Los beneficiarios de este proyecto llevan a cabo, a través de diferentes empresas de inserción, labores como la recuperación de fuentes, la restauración de caminos o el mantenimiento de hábitats en parques y reservas naturales de toda España, como el Delta del Ebro y el Montseny, en Cataluña; la Laguna de Gallocanta, en Aragón; las Marismas de Odiel, en Andalucía, o el Señorío de Bertiz, en Navarra.

Entre los participantes hay discapacitados, reclusos, inmigrantes, ex drogadictos o personas que, simplemente, tienen serias dificultades para encontrar un trabajo por su situación personal.

Algunas de estas personas han participado hoy en una jornada en Barcelona en la que se ha evidenciado la potencialidad de las iniciativas medioambientales como canal de integración de los colectivos más desfavorecidos y en la que se han dado a conocer las historias personales que hay detrás de cada caso.

A Jordi Güell, de 40 años, poder trabajar como peón de jardinería en el parque volcánico de Olot (Girona), de donde es natural, le ha permitido recuperar la autoestima y, ante todo, "sentirse útil" en una sociedad que lo ha marginado durante largos años a causa de la drogadicción.

"El programa ha representado para mí una luz de esperanza, ya que llegué muy abajo a causa de las drogas, a la cárcel incluso. Pensaba qué sería de mí al volver al mundo real, sin familia ni amigos, así que cuando conocí el proyecto me sorprendió que hubiera alguien que se acordara de nosotros", ha relatado Güell en un encuentro con periodistas.

Su historia nada tiene que ver con la del armenio Albert Ghazaryan, de 54 años, con la de la andaluza María Cano, de 23, o con la de Miquel Alcaraz, de 60, aunque todos ellos han encontrado en este proyecto un punto de apoyo para superar sus dificultades laborales y afrontar el futuro con optimismo.

"Espero que continúen ayudándonos para que gente como yo podamos volver a trabajar y a ser útiles a la sociedad", ha señalado Alcaraz, que trabaja actualmente como jefe de grupo en una empresa de inserción, tras pasar varios años en prisión.

La Obra Social de La Caixa destinará este año al programa de Espacios Naturales algo más de 30 millones de euros, una cifra ligeramente superior a la de los dos años anteriores.

Para muchas personas, esta iniciativa supone no sólo poder recuperar un trabajo, sino también un proyecto de vida. Por eso, todas coinciden en la necesidad de garantizar su continuidad.