Por favor, presidente, dígale algo a Caldera

Mañana de resaca en el Congreso de los Diputados. Era día de balance del debate de investidura. ¿Será verdad que se ha abierto una nueva etapa de normalidad entre el Ejecutivo y la oposición? ¿Cuándo se conocerá el Gobierno? Todo preguntas retóricas. "Rajoy se alejará de la crispación si le deja su cla. Mira lo que ha pasado hoy, esta mañana le han dado hasta decir basta los Federicos y compañía" comentaba un diputado senior, socialista histórico.

Chema Moya (EFE)

El ministro de Trabajo en funciones, Jesús Caldera.

Tras los comentarios de rigor sobre la jornada de ayer, de vuelta a los temas únicos de los últimos días. Un susurro sordo y cómico se extiende por los pasillos cada vez que pasa Jesús Caldera, ministro de Trabajo en funciones, míster gesto adusto de los últimos días. ¡Por favor, señor presidente, dígale algo a Caldera! Como los demás miembros del Gobierno, si se exceptúa a los vicepresidentes y los tres últimos que llegaron hace un año, Caldera, que pertenece al histórico grupo de Zapatero, que aspiraba a ser vicepresidente, el hombre del programa socialista, no conoce su destino. Pero como no lo conoce Mariano Fernández Bermejo (Justicia), Cristina Narbona (Medio Ambiente), Elena Espinosa (Agricultura)...y tantos otros nombres de dentro del Gobierno y de fuera que disimulan su desconcierto lo mejor que pueden. Pero está claro que el ministro salmantino no tiene talante para esconder su desconcierto, porque pasa por los pasillos con morros, cara de pocos amigos y deteniéndose lo imprescindible, no sea que descubran que no tiene ni idea de por qué ZP no le llama hace días.

A tenor de lo que ha dicho el presidente esta mañana, sólo le quedan tres días de angustia. El sábado se conocerá el Gobierno. El lunes habrá primer Consejo de Ministros, el de constitución. Y el viernes que viene habrá paquete de medidas económicas. ¿Qué más quiere Caldera? O se queda donde está --dicen-- o...no se sabe.

El aire taciturno del ministro de Trabajo sólo es comparable al rostro riguroso que lucen personajes como Manuel Pizarro y Juan Costa, los dos hombres económicos del PP que han dejado de ingresar millones de euros al año -muchos millones por cierto- para quedarse ahora en un simple sillón de diputado de la oposición. Hasta que hoy o mañana Rajoy no haga públicas las portavocías, no se sabrá si queda algo para estos tipos que dejaron la empresa privada, los consejos de administración, la vida con chófer de lujo, para entrar en el Congreso de los Diputados a pie. ¿Aguantarán? Ah, no se sabe. El responsable económico de Rajoy, Cristóbal Montoro, tiene muy claro que le gustaría trabajar con Costa, como hicieron en el Ministerio de Economía al lado de Rodrigo Rato, pero tampoco quiere líos. El asunto del futuro de Costa y Pizarro es un problema de Rajoy.

Y así, mientras los minoritarios discuten con el presidente dentro de la Cámara, los ministros más espabilados -Salgado y Bermejo, por ejemplo- se paran con los columnistas, Pepe Blanco imparte doctrina sobre la configuración de la Cámara y María Teresa Fernández de la Vega jura y perjura que come muchísimo. Ha pasado una mañana que desemboca con el rechazo en primera votación del presidente del Gobierno. Será el próximo viernes, sobre el mediodía, cuando José Luis Rodríguez Zapatero quede proclamado como el presidente del Gobierno de la legislatura 2008-2012.