Creíamos que España era plural pero resulta que es diversa

La coletilla 'plural' acaba de ser sustituida por 'diversa'. El motivo va más allá que un simple capricho de estratega. Significa que cambia la política territorial. Del reconocimiento de las singularidades a la solidaridad. Ahora que todos éramos tan 'plurales' habrá que empezar a asumir que somos 'diversos'.

(EFE)

Zapatero saluda en León a un hincha del Barça.

'Yo soy muy plural, si se sube un panchito a mi taxi le aseguro que le trato igual que a usted'. Esta frase definitiva, la pronunciaba un taxista madrileño con absoluta convicción de que él no marginaba a nadie por cuestiones de raza. El comentario estaba hecho totalmente en serio. Para él, la expresión 'plural' era sinónimo de tolerancia e integración. Y que nadie diga lo contrario. El término se ha instalado en el vocabulario popular de tanto oírselo repetir a los políticos.

Sin embargo, el peso del concepto va mucho más allá de la simple anécdota. Fueron los socialistas catalanes los que al principio de la primera legislatura de Zapatero introdujeron la definición en la jerga política. En realidad, ya en ese momento, pluralidad no era la palabra acertada para la idea que buscaba representar. La RAE lo tiene claro. Plural significa 'múltiple, que se presenta en más de un aspecto'. Y diverso, 'de distinta naturaleza, especie, número, forma, etc'. De hecho, el primer sinónimo de plural, según el diccionario de ideas afines de Fernando Corripio, resulta ser 'diverso'. Un estratega de Moncloa lo explica claramente: 'Hacía referencia a las singularidades territoriales. Unas son culturales, otras de derechos civiles adquiridos por tradición, algunas aluden a un régimen fiscal distinto. Y plural, hacía referencia a unidades territoriales que tendían a ir equiparándose'.

El reconocimiento de las singularidades de cada autonomía centró los pasados cuatro años, en los que se reconocieron gastos específicos. Cuando esto ya estaba asumido, llegó la sorpresa. El viraje se produjo en el discurso de investidura de Zapatero el pasado día 8 de abril. Los expertos en analizar el lenguaje político se llevaron las manos a la cabeza cuando sustituyó plural por diversa. En multitud de blogs se abrió el debate sobre por qué el presidente pasaba olímpicamente del concepto que había estado defendiendo durante los últimos cuatro años. Es posible que esté gastado o que se haya pasado de moda., simplemente. Pero esa razón no convencía. Un síntoma de que se producía un cambio de rumbo en su estrategia política es la versión más certera.

'Esta será la legislatura de la cooperación entre autonomías. Se han reformado estatutos y hay más autogobierno. Ahora se trata de reformar el sistema fiscal y financiero y poner el acento en fomentar los mecanismos de cooperación. Está pendiente de celebrarse una conferencia de presidentes para plantear la solidaridad. La reforma del Senado, la violencia de género, la educación y la formación, son asuntos prioritarios', según apunta una fuente de Moncloa.

Sin embargo, los propios políticos en cuestión parecen haber pasado por alto este pequeño detalle y siguen abonados al plural.

Lo incluyó el Rey Juan Carlos en su discurso de inauguración de las Cortes hace unos días. Lo volvió a utilizar Rajoy en su famoso discurso de Elche cuando invitó a Esperanza Aguirre a abandonar el partido -sin pronunciar su nombre-. 'Creo en España, en una nación plural, pero creo en la diversidad de España...', el líder del PP lanzó su particular credo político y empleó para arrancar dos de las palabras más manoseadas en el lenguaje parlamentario. Y se cuidó de pronunciar ambos términos acordándose, quizá, de esos votantes socialistas que dicen haber ganado en las últimas elecciones.

Tan habitual es incluirlas en todas las arengas, que ni reparamos en el significado que las confieren quienes no se las sacan de la boca. Para los políticos, la España plural hace clara referencia a los nacionalismos, a las autonomías, y a la particular idiosincrasia derivada de esas distintas raíces. La España diversa amplía el radio de acción. En este país, sin embargo, hay que contar con que no sólo lo integran los españoles, sino también esa creciente población cuyos ancestros se encuentran al otro lado del Atlántico. La identidad, al fin y al cabo, es la idea que se vende tras los vocablos.