José Luis Gómez y Juan Mayorga llevan al María Guerrero 'La paz perpetua', una reflexión en torno al terrorismo

MADRID.-  El director de escena José Luis Gómez y el dramaturgo Juan Mayorga han aunado esfuerzos para poner en pie a partir del próximo 24 de abril en el Teatro María Guerrero del Centro Dramático Nacional (CDN) 'La paz perpetua', una reflexión en torno al terrorismo y, principalmente, sobre los "dilemas morales" que éste plantea.

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CDN (EUROPA PRESS)

El director de escena José Luis Gómez y el dramaturgo Juan Mayorga han aunado esfuerzos para poner en pie a partir del próximo 24 de abril en el Teatro María Guerrero del Centro Dramático Nacional (CDN) 'La paz perpetua', una reflexión en torno al terrorismo y, principalmente, sobre los "dilemas morales" que éste plantea.

Para Mayorga, que recibió este encargo del director del CDN, Gerardo Vera, escribir sobre este asunto le sacó de sus casillas en un comienzo. "Cuando me lo propusieron sentí la necesidad de rechazarlo, me resultaba incómodo abordar este tema entre otras cosas por las dudas morales sobre cómo escribirlo", señaló.

El dramaturgo explicó que desestimó hacerlo tanto desde la perspectiva de la víctima, como del propio terrorista o incluso del policía. "Hasta que un día aparecieron los perros", dijo. Un pastor alemán, un rottweiler, un perro de laboratorio y un labrador dan forma a la historia de este texto en el que también aparece la figura de un ser humano. José Luis Alcobendas, Julio Cortázar, Israel Elejalde, Fernando Sansegundo y Susi Sánchez componen el elenco de esta función.

HUMOR E INCERTIDUMBRE.

La trama de 'La paz perpetua' se desarrolla en un lugar secreto en el que tres perros compiten para conseguir el codiciado collar blanco y con él la distinción de perro antiterrorista de élite. A través de sucesivas pruebas trasciende uno de los más acuciantes dilemas éticos de la vida política y social de hoy. "No es un espectáculo de tesis plomizo sino una experiencia teatral, poderosa, en la que el humor y la incertidumbre están presentes y que muestra nuestro tiempo o lo que podría pasar próximamente", aclaró Mayorga.

El autor, que opina que el teatro más valioso es "el que desestabiliza, cuestiona e incomoda al espectador", recordó también que "estamos en un tiempo en el que nos hablan de cárceles secretas, vuelos fantasma y se discute sobre la definición de tortura y si ésta podría ser regulada por un juez". En su opinión, éste es un "debate grave" que le produce "zozobra" y, gracias al teatro, puede compartirlo.

TRABAJAR CON ANIMALES

En esta ocasión, trabajar con animales le ha permitido "explorar un lenguaje particular" y poner en boca de estos personajes, "seres en los que late la violencia", frases que no habría podido atribuir a un ser humano.

Por su parte, el director del montaje, José Luis Gómez, calificó la obra de "extraordinaria, brillante, llena de humor y también de dificultades" y elogió que Mayorga haya planteado "preguntas muy activas y profundamente comprometedoras incitando al ciudadano a encontrar las respuestas".

Gómez argumentó que mientras un Estado "pueda detener y mantener en secreto a ciudadanos sospechosos de terrorismo, los abusos serán incuestionables". Este es uno de los temas que aborda esta obra junto con el de "la guerra justa o injusta", añadió.

El director de escena señaló que su tarea ha sido "hacer la obra transparente y viva para el espectador" y recordó que el texto habla también de asuntos como "el amor, la amistad, la precariedad, el logro personal o la existencia de Dios".

Los actores de 'La paz perpetua' encarnan personajes metidos en su piel de perro que representan seres corruptos, agresivos, que se creen perfectos, que se han hecho a sí mismos y han sobrevivido a la miseria de un destino o que encarnan la bondad desde la inocencia.

Dos temas claros son los que, en opinión de Israel Elejalde, plantea la obra de Mayorga: "Cuál es la responsabilidad de la sociedad al afrontar el terrorismo y si los medios empleados para sonsacar información a posibles sospechosos de terrorismo constituyen un progreso o justamente lo contrario". Como concluyó Juan Mayorga, "no hay justificación alguna para el terrorismo. Si creemos en los derechos humanos hemos de aceptar que hay cosas que no pueden hacerse".