La polla del Conde Lequio

Si les dijera que el conde Lequio se pasa todo el día con la polla en la boca, ustedes podrían malinterpretar mis palabras y pensar cosas que no se ajustan a la realidad. Como por ejemplo, que el tal Lequio fuese contorsionista. O quizá actor porno de películas gays. O tal vez que en sus horas libres, el tiempo que no está vendiendo sus miserias en la tele, se dedique a las chapas. O incluso que sea adicto al consumo de aves de corral jovencitas, de esas que aún no ponen huevos.

TELECINCO.ES

El conde Lequio

Nada más lejos de la realidad. De esa realidad en la que vive Alessandro Vittorio Eugenio Lequio di Assaba y Torlonia, tertuliano, ex de Ana Obregón, hijo de una prima hermana del Rey por línea paterna y hombre con un gran futuro en la línea de sucesión a la corona. Piensen que si muriese, o fuese abducida por extraterrestres, toda la familia real española (absolutamente toda, incluidos los jardineros de Palacio), nuestro pollero favorito podría llegar a ser rey de todos los españoles.

Cuando les digo que el conde Lequio se pasa el día con la polla en la boca deben entenderlo como una metáfora: ha cogido la costumbre de utilizar esa palabra como coletilla, sembrando el programa de Ana Rosa de cipotes, término ramplón que, evidentemente, no está a la altura intelectual de la escritora. "Y una poca polla", podría decir Lequio a modo de defensa. Pero lo cierto es que el galán parece haber descubierto una nueva forma de expresión, un lenguaje alternativo a la altura de su titulación nobiliaria.

Contertulia de Ana Rosa: "Lequio… ¿Te pondrías tú el broche que llevaba la concursante de OT?"
Lequio: "¿Yo? ¡Una polla!"

Pero no seamos más papistas que el Papa. Cuando Ana Rosa ve al conde con la polla en la boca, ni se inmuta. ¡Lo que no haya visto la pobre, con la cantidad de años que tiene y los contenidos con que rellena sus programas! Cuando Lequio pone en su boca la palabra maldita, Ana Rosa se limita a reprenderle con suavidad: "Alexandro… que van dos". Y aquí no ha pasado nada. Si estuviésemos hablando de la polla de un negro, puede que Ana Rosa se lo tomase más a la tremenda. No me malinterpreten: no me refiero a esa leyenda que habla del descomunal tamaño de los miembros de la gente de color, sino a las referencias literarias peyorativas del término "negro".

Desde muy joven, Lequio fue un pollastre, que presumía de machote y se hacía ver con mujeres bellas y mayores. Después le dio por pollear, e incluso llegó a hacerse fotos en la cama con una señorita para la portada de Interviú. Ahora, por fin, pone broche de oro a su carrera convirtiéndose en un auténtico pollino.

Un motivo para no ver la televisión

Pastoral americana.
Autor: Philip Roth.
Editorial: Debols!llo / Mondadori.

Nueva recomendación de un libro que me habían recomendado. En este caso fue mi buen amigo Paco Peregil, periodista y guitarrista. Y tengo que agradecérselo: han sido, sin duda, los nueve euros (edición bolsillo) mejor invertidos en los últimos meses. Me advirtió que 'Pastoral americana' era "imprescindible para entender a los norteamericanos". Y tenía razón. El libro cuenta de manera exquisita una historia donde las bondades de la familia norteamericana quedan en entredicho, la victoria y la derrota se cruzan hasta confundirse, y los valores de su sociedad se tambalean.

"Tres generaciones, todas ellas creciendo, trabajando, ahorrando, teniendo éxito. Tres generaciones entusiasmadas con Estados Unidos. Tres generaciones para fusionarse por completo con la población del país. Y ahora, con la cuarta generación, todo se había quedado en nada. La destrucción absoluta de su mundo".

Roth, Pulitzer de narrativa, crea un personaje inolvidable, el Sueco (judío, guapo, deportista de éxito, buen hijo, gran trabajador y heredero de un negocio próspero). Después de unas primeras páginas idílicas, en las que el escritor consiente que su triunfador personaje consolide sus sueños, le despierta lanzándole a las pezuñas de los caballos. Y aparece lo mejor de Roth, con paisajes familiares en descomposición, ecos de la guerra del Vietnam, destinos marcados por la huida, la marginación y la violencia…

"¡Lo demencial, hombre blanco, es la historia norteamericana! ¡Es el imperio norteamericano! ¡Es el banco Chase Manhattan, la General Motors, La Standard Oil y Artículos de Piel Neward Maid! ¡Bienvenido a bordo, perro capitalista! ¡Bienvenido a la especie humana jodida por Estados Unidos!". Imprescindible.

PD: Enorme, gigantesco, descomunal concierto de Willie Nile en la madrileña sala Moby Dick. Un repertorio brillante para un tipo que disfruta actuando en directo, y que sabe transmitir esas buenas vibraciones. Excelente actitud, grandes canciones, una banda de acompañamiento perfecta (The Stormy Mondays)... ¡no se puede pedir más! Y su gira por España continúa (mira las fechas en el post de ayer).