¡Esto es lo próximo!

Si hace falta, léalo dos veces. Aunque esté cansado del bicentenario es cierto. Los muebles (y el estilo) de finales del S.XVIII vuelven. Y ésto es apto para modernos y obligatorio para "deco-victims". Sofía Coppola y su María Antonieta deben de tener la mayor parte de culpa y a Gallardón (de nombre Alberto) y a Esperanza (de apellido Presidenta), con sus conmemoraciones, sólo se les debe sopor.

Muebles del S. XVIII sí, pero combinados.

La realidad es que los muebles que fueron testigo de la guillotina (en Francia) y de la guerra de la Independencia (en España) cotizan al alza después de unos años en que las antigüedades del S.XX habían acaparado los titulares de la prensa especializada y las subastas. Las víctimas de este "levantamiento" son los muebles de Eames, Royere, Ruhlmann,... que no pasan a la hoguera pero sí a un discreto segundo plano.

Vuelven, pero de una forma distinta. Se acabaron las "castas". Antes, una cómoda del S.XVIII sólo se juntaba con el espejo del S.XVIII y cómo no, las telas debían respirar los mismos aires (pufff... ¡qué olor a naftalina!). Pasamos del "look total", hoy prohibido, al "look patchwork". Todo se mezcla.

Un buen ejemplo de esta tendencia, es el espacio que el decorador Pepe Leal y su socio anticuario Rafael Núñez han presentado en Casa Decor. Es la mejor propuesta (no admito discusión) de esta edición. En él reinan un escritorio, una silla, un espejo... de aquellos "felices años" (que se lo cuenten a "La Austríaca") pero mezclados con apliques de los setenta, muebles de hierro de jardín del XIX y, en las paredes, estampados inspirados en los geométricos de David Hicks, los vegetales del estilo Palm Beach compartiendo partes enteladas en charol. Un cóctel magistral.

"Lo que intentamos hacer es explicar la nueva manera de entender las antigüedades. Se abandona la idea de pieza de coleccionismo, donde se busca el valor intrínseco de la pieza como antigüedad por sí misma, sin importar demasiado su contenido estético o su contexto", nos comenta Pepe Leal. Y añade: "Ahora lo que nos importa es su valor estético, decorativo y sobre todo su propia personalidad como objeto en sí mismo, sin importarnos demasiado la época o el estilo. Este carácter o personalidad, igual lo vemos en la librería del S.XVIII como en los apliques de los setenta".

Pie de blog: Pepe Leal nos desvela que las telas utilizadas son de Pedroso & Osorio, que la tumbona está tapizada con una simple tela de saco y el suelo está empedrado con cantos de río. Y añade un consejo: "el mueble victoriano inglés está out".