Los Diablos de Yare prometen ser 'buenos' en una centenaria fiesta venezolana

San Francisco de Yare (Venezuela).-  Cientos de diablos prometieron "ser buenos" y conquistaron con sus máscaras y maracas la localidad venezolana de San Francisco de Yare en una centenaria celebración que tiene lugar cada mes de mayo.

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(EFE)

En una tradición que se remonta al siglo XVIII, miles de personas procedentes de toda Venezuela acudieron estos días a Yare, en el estado Miranda para ver como los "nuevos diablos" realizaban sus promesas ante las autoridades eclesiásticas.

En una tradición que se remonta al siglo XVIII, miles de personas procedentes de todas regiones de Venezuela acudieron estos días a Yare, en el estado Miranda, cerca de Caracas, para ver como los "nuevos diablos" realizaban sus promesas ante las autoridades eclesiásticas.

"Son promesas hechas al Santísimo Sacramento, la máxima representación de la Iglesia", explicó, en declaraciones a Efe el Patrimonio Cultural Viviente de Miranda y segundo "capataz" de los Diablos de Yare desde hace décadas, Manuel Sanoja.

Este precursor de una de las fiestas más famosas de Venezuela subrayó que los "promeseros somos personas que hemos tenido una enfermedad, y le pedimos al Santísimo Sacramento que nos cure, nos alivie, que nos las quite".

Por ello, se "paga" una promesa, que consiste en ir vestido de diablo a Yare el jueves de Corpus Christi durante varios años o, incluso, como Sanoja, durante toda la vida.

Sanoja, que tiene un taller donde confecciona máscaras de diablos, lleva 60 años en la Cofradía de los Diablos Danzantes de Yare, a la que también pertenece toda su familia.

Sus padres le ofrecieron como promesa por "una enfermedad, unos mareos" que le daban a él, y no ha dejado de cumplir con el compromiso "ni una vez" en este tiempo.

Además de él, centenares de hombres, mujeres y niños vestidos de rojo, con caretas y con un pañuelo sobre la cabeza acompañaron a los nuevos "diablos" en su bautismo como "promeseros", en una misa folclórica llena de símbolos, cánticos y percusión.

Al final de la eucaristía, en la que los "demonios danzantes" no usan la careta y comulgan, los "promeseros" fueron bendecidos por el obispo Freddy Jesús Fuenmayor, después de que prometieran ser "buenos".

Acto seguido, los "diablos" iniciaron un baile, con pasos hacia atrás, rindiendo honor al Santísimo Sacramento, algo que repitieron después en una marcha en procesión por todo el pueblo.

También realizaron bailes especiales ante el Niño Jesús a la puerta de diversas casas, en las que se había levantado un altar.

El ritual que protagonizan los "diablos danzantes" tiene una cuidada puesta en escena y una estricta jerarquía que se denota incluso en la vestimenta.

El "diablo mayor" es la máxima autoridad y, dentro de los diablos, se distingue el primer, segundo y tercer "capataz", los "arreadores" y los "diablos rasos".

El primer capataz tiene cuatro cuernos o "cachos" y el segundo y tercer capataz tienen tres, al igual que el primer "arreador", aunque, en su caso, el cuerno del medio es un poco más pequeño.

La función del "arreador" es "colaborar en la disciplina" y tratar de mantener a los diablos "siempre tranquilitos", según explicó a Efe uno de ellos, Joan Tovar.

El resto de los diablos, tienen dos "cachos", como Antonio Galindez, un joven de 24 años, que lleva seis años como "promesero" por una enfermedad.

"Gracias a Él (Santísimo Sacramento) y a todos los Santos, yo estoy vivo", aseguró a Efe.

Esta tradición centenaria de los Diablos de Yare puede provenir de dos leyendas distintas, según subrayó el "arreador" Tovar.

La primera está protagonizada por los campesinos de Yare que, tras años de malas cosechas y sequía prometieron ante Dios que "si sembraban y llovía, ellos harían una danza caminando hacia atrás ante el Santísimo Sacramento", algo que sucedió, según destacó.

La otra leyenda cuenta que, en un jueves de Corpus Christi, no acudieron los cristianos a la iglesia, por lo el cura de Yare se molestó y espetó: "Si no quieren venir los feligreses, que vengan los demonios".

"En ese momento, se le aparecieron los demonios brincando en la puerta de la iglesia", afirmó Tovar.

Tradicionalmente, la misa se celebraba en el interior de la iglesia y los "diablos" intentaban entrar con una danza y, finalmente, escuchaban la misa desde fuera del templo.

Sin embargo, este año se celebró la eucaristía al aire libre.