Tecnología que regresa desde el futuro

MADRID.-  Hace pocos meses el director de cine Michel Gondry estrenaba su nueva película: 'Rebobine, por favor'. Todo un homenaje al universo analógico del vídeo VHS en las décadas de los 80 y los 90. Este sistema de vídeo, con 32 años a sus espaldas, está ya de capa caída, aunque sigue más o menos vivo. Su tremendo éxito —ganó la famosa guerra contra el Betamax— se debe en parte a que logró convertirse en el símbolo de un cierto tipo de productos televisivos y cinematográficos (una cinta de aerobic de Jane Fonda era en el momento de escribir este artículo el vídeo VHS más vendido en Amazon).

spike55151 (Flickr)

Pero el Video Home System también simboliza un canal de distribución que está a punto de desaparecer engullido por internet: el videoclub. Estos negocios un día serán estudiados en la historia de la tecnología como un fenómeno fascinante e irrepetible, pues el videclub de barrio, que sustituyó a los cines de barrio, ha sido durante décadas un punto de encuentro de mucha gente con la actualidad cinematográfica. ¿Nadie se acuerda de los consejos del dependiente a la hora de alquilar? En España, según datos de la Federación Española de Asociaciones de Videoclubes, existían cerca de 7.000 en el año 2002... pero hoy sólo sobreviven 4.000. Cierran dos al día.

Por otra parte, gracias al VHS muchos hicieron sus primeros pinitos como creadores audiovisuales, otra faceta más a la que la película de Gondry rinde homenaje. De hecho, en España el estreno de la película ha venido acompañada del llamado festival Cutre-Mascope, un certamen en el que se ha premiado a las imitaciones más chapuceras, tal cual suena, de las películas de la época dorada del VHS.

Está claro, el lado más nostálgico de la tecnología levanta pasiones y hay una pequeña industria tecnológica dedicada a producir herramientas para los fans de las retrocreaciones, sean estas vídeos, fotos, o composiciones musicales.

Así, imitar el aspecto hortera de las antiguas grabaciones analógicas está al alcance de cualquiera. Empresas de software como Gee Three se han especializado en producir efectos caseros para programas como iMovie. Aunque la industria también tiene en cuenta a los profesionales. Fabricantes como Boris FX están volcados en crear toda clase de filtros gamberros para programas como After Effects.

No sólo de vídeo viven los melancólicos

En estos tiempos en los que se lucha por obtener sensores de imágenes fotográficas cada vez mejores, muchos siguen añorando el carrete. Alien Skin, fabricante de filtros para Photoshop, comercializa su popular paquete Exposure 2, con el cual podemos simular el efecto de varios tipos de películas analógicas, como las míticas T-Max de Kodak, en nuestras fotografías digitales. No es lo mismo, pero si te da pereza volver a revelar en laboratorio puedes probarlo.

Por su parte, en la música la fiebre por disponer de antiguos instrumentos que marcaron el sonido de una época ha llevado a los fabricantes a producir toda clase de emuladores. Otros, sin embargo, van más lejos y adaptan al mundo digital míticos instrumentos analógicos. Así, Moog Music recoge el testigo de Bob Moog, creador del revolucionario sintetizador electrónico. Muchos de los instrumentos digitales vendidos por este fabricante imitan a los antiguos teclados de Moog. No se sabe qué tal andarán las ventas, pero incluso Mike Olfield, el icono de la música hecha con sintetizadores, ha recuperado en su última gira algunos de sus antiguos teclados analógicos.

Así que ya sabes, si eres de los que piensan que a los nuevos tiempos digitales les falta esa chispa de algunos trastos analógicos del pasado ¡no tires la toalla!