Fiesta de huevos fritos en Lobás, única en Galicia, para recuperar un monasterio del siglo XII

O Carballiño (Ourense).-  Vecinos de Mosteiro, en la parroquia de Lobás (Carballiño) decidieron reavivar la historia del monasterio femenino del siglo XII que da nombre al pueblo con la fiesta, el próximo sábado, "dos ovos fritidos", única en Galicia, mientras el Ayuntamiento proyecta restaurar las ruinas.

ampliar foto

(EFE)

Tres de los 40 "caballeros" que integran la Orden de Caballeros de Mosteiro, pueblo de la parroquia de Lobás que recibe el nombre del monasterio benedictino femenino del siglo XII cuya recuperación quieren ahora impulsar con la organización de la Fiesta del Huevo Frito, única en Galicia y posiblemente en España.

El promotor de la idea de la fiesta es José Muleiro que, según explicó a Efe, lleva 30 años pensando organizar un evento en torno a los huevos fritos, "ese plato tan universal que no protagonizó ninguna fiesta gastronómica en Galicia ni en España, que yo sepa, hasta que empezamos la nuestra en 2007", explicó.

Muleiro trabajó como cartero hasta que se jubiló por enfermedad a los 40 años y desde entonces "está empeñado" en salvar del olvido todo lo que la historia dejó en el pueblo de Mosterio y en sus alrededores, en los doce núcleos que forman la parroquia de Lobás.

La fiesta tendrá su segunda edición el sábado 28 de junio en la "eira" (espacio del pueblo destinado a hórreos) y esperan una asistencia que supere las 350 personas de la primera edición.

El primer paso para "rescatar del olvido" la parroquia, dijo, fue crear la asociación Orden de los Caballeros de Mosteiro en 2007, de la que ya forman parte 40 personas entre vecinos, artistas locales, políticos, representantes del Obispado y de la Guardia Civil "en una mezcla sin precedentes, porque el objetivo lo merece", agregó.

El menú de la fiesta estará protagonizado por 70 docenas de huevos, reunidos entre los vecinos, que se freirán junto con patatas y chorizo y se acompañarán con pan de Cea y postres, además de licor y café, todo por diez euros.

Entre los tres "caballeros" fundadores está el pintor José González Freijedo "Mitra", que decidió sumarse a la idea de su amigo Muleiro "porque en esta parroquia hay auténticas maravillas de todas las épocas históricas".

"Mitra" relató a Efe que en el entorno hay un castro declarado Bien de Interés Cultural por la Xunta en este año, cuya muralla exterior tiene varios metros de anchura, una fuente romana con agua minero-medicinal, aguas termales enterradas por las obras de concentración parcelaria y un conjunto del siglo XII formado por el monasterio en ruinas y una iglesia de la misma época.

La historia del monasterio fue estudiada por Emilio Duro Peña -archivero de la catedral de Ourense fallecido en 1990- que le dedicó varias páginas en la revista Compostellanum con todos los datos conocidos del convento de Lobás, según dijo a Efe el también historiador Xosé Luis Sobrado.

Duro Peña descubrió que el monasterio benedictino se inauguró en el año 1182 destinado a monjas, cuya primera abadesa fue la noble Sancha Raimúndez y la última en el siglo XV Inés de Benavente, que se resistió a la reforma de la orden benedictina promovida por los Reyes Católicos y suponía la desaparición de los pequeños cenobios como el de Mosterio-Lobás.

Según Sobrado, Inés de Benavente fue obligada junto con las demás monjas a ingresar en el monasterio de San Paio de Antealtares (Santiago de Compostela), pero hay documentación que muestra que se fugó, volvió a Lobás y restauró brevemente la comunidad femenina.

La actividad dentro del monasterio de Lobás terminó en el siglo XIX y tanto sus paredes como las construcciones y muralla del castro "fueron expoliados por vecinos que utilizaron sus piedras para muros domésticos", según narró José Muleiro.

El también vecino y "caballero" José Luis González Rodríguez, sidrero de la zona, relató que en los años 30 las ruinas acogieron la escuela y que el propio Muleiro se puso en los años 80 ante una gran grúa que tenía el encargo de llevarse dos pilas bautismales de la iglesia románica e impidió su traslado.

"En ese mismo momento decidí llevarme a casa todos los santos de la iglesia y los devolví a su lugar hace doce años, cuando colocaron un tejado nuevo", agregó Muleiro.

Mientras la Orden de los Caballeros mantiene la memoria de los restos históricos de su pueblo y parroquia, el Ayuntamiento de O Carballiño se comprometió a buscar financiación para un proyecto de rehabilitación que encargó hace 20 días a los arquitectos Alfredo Freixedo y Pedro Diéguez.

Diéguez explicó a Efe que estuvo en las ruinas para empezar las mediciones y ve buena idea elaborar incluso un Plan Director que incluya propuestas de expertos en museología y en rehabilitación "para recuperar el monasterio y su patio delantero para sala de exposiciones y centro cultural, por ejemplo", añadió.