El jefe de seguridad de la ONU dimite para asumir la responsabilidad del atentado en Argel

Naciones Unidas.-  El máximo responsable de seguridad de la ONU, el británico David Veness, presentó su dimisión por los posibles fallos cometidos en la protección de las oficinas del organismo en Argel que fueron blanco de un atentado en 2007, anunció hoy Naciones Unidas.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, explicó en una declaración que Veness le comunicó ayer su decisión de abandonar el cargo de subsecretario general para la Seguridad del organismo internacional.

La renuncia de Veness se produce dos semanas después de que una comisión investigadora encabezada por el veterano diplomático argelino Lakhdar Brahimi hiciera entrega a Ban de un informe sobre el atentado de Argel y planteara posibles reformas de los dispositivos de seguridad de la ONU.

El secretario general indicó que Veness le expresó su voluntad de "cargar con toda la responsabilidad por cualquier fallo que hubiera ocurrido en el contexto del atroz atentado terrorista del 11 de diciembre del 2007 contra Naciones Unidas".

A la luz de esa responsabilidad, Veness "voluntariamente ofreció su dimisión", explicó Ban, quien le expresó su agradecimiento por "su alto sentido del deber y su firme motivación profesional" como primer jefe del Departamento de Seguridad de la ONU.

Ese departamento se creó hace casi cuatro años tras el devastador atentado contra las oficinas de la organización en Bagdad de 2003.

Ban señaló que el informe de la propia comisión reconoce la labor de Veness en conformar ese nuevo departamento y aumentar la seguridad de la organización.

Agregó que le ha pedido que siga en el cargo hasta que se designe a un sustituto.

La renuncia de este experto en terrorismo procedente de Scotland Yard es la primera consecuencia del informe de la comisión Brahimi, que hoy fue hecho público tras editársele algunas partes por razones de seguridad.

El documento de 103 páginas asegura que el panel encontró "amplias pruebas de que varios empleados (de la ONU) a lo largo del escalafón podrían haber fallado en responder adecuadamente a los atentados de Argel, tanto antes como después de la tragedia".

Critica que los responsables de seguridad de la ONU tuvieran una relación "distante" con sus homólogos en el Gobierno de Argelia y lamenta que las presiones de Argel hubieran influido en el nivel de alerta asignado a la sede de la organización en la capital magrebí.

Al mismo tiempo, confirma que las autoridades argelinas ignoraron las solicitudes del responsable de seguridad de Naciones Unidas en Argel de que aumentaran las medidas de seguridad en los alrededores de la sede de la organización.

"Este panel sabe ahora, al igual que las autoridades argelinas, que las medidas de seguridad no eran suficientes", agrega el texto.

Los miembros de la comisión advierten que la ONU tiene que acelerar la puesta en práctica de las lecciones aprendidas tras el atentado que en 2003 destruyó su sede en Bagdad y aumentar la financiación de sus mecanismos de seguridad.

El informe advierte que "el hecho de que la ONU sea un blanco específico de grupos terroristas representa un enorme cambio en la lista de amenazas que afronta la organización".

"La ONU es blanco de terroristas por lo que es y lo que representa, no porque su personal estuviera en el lugar equivocado en el momento equivocado, o por lo que una parte de la organización haga en un lugar concreto en un momento en particular", agrega.

Un total de 17 empleados de la organización perdieron la vida en el ataque suicida contra la sede de la ONU en Argel, atribuido a la organización terrorista Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).

En ese atentado y en otro casi simultáneo perpetrado en otro punto de la capital argelina murieron más de 40 personas.