Sangre fácil

Vivimos en un mundo sangriento. Si ustedes leen los periódicos, o ven el informativo de Piqueras (Telecinco), sabrán que ese líquido rojo, caliente y pegajoso no sólo corre por nuestras venas y arterias. También circula con enorme fluidez por los medios de comunicación, en forma de información y hasta de entretenimiento. Cuatro, la cadena de moda, estrena esta noche 'Dexter' (22.45), una sorprendente serie criminal en la que nada es lo que parece y todo está salpicado de sangre. Una ficción grandiosa que nos recuerda que cada vez es más difícil diferenciar quiénes son los buenos y quiénes los malos.

(Cuatro)

Dexter, de lo mejorcirto de la televisión.

El protagonista es un patólogo forense de la policía de Miami, especializado en estudiar las huellas que deja el plasma en el lugar del crimen, que lleva una doble vida y se toma la justicia por su mano. "Soy un monstruo muy pulcro", asegura este psicópata justiciero que, en sus ratos libres, mata a aquellos asesinos que se escabullen de la justicia. "Aunque a veces me produce repulsión, otras me ayuda a controlar el caos", explica mientras trocea el cuerpo de un asesino de prostitutas.

Michael C. Hall tiene experiencia en papeles macabros: interpretó a David Fisher, el propietario gay de la inolvidable funeraria de 'A dos metros bajo tierra' (Imprescindible). En 'Dexter' Hall demuestra, una vez más, que es un actor enorme: borda el papel de 'buen asesino', un tipo especial desde niño (mataba animales y soñaba con matar hombres) que carece de sentimientos y, en los momentos más tensos, aporta interesantes detalles filosóficos. Como cuando su última víctima, desnuda y atada a una mesa, reza ante sus escasas perspectivas de futuro. "¡Para! Eso nunca le ha ayudado a nadie", le ordena Dexter.

Lamentablemente, 'Dexter' se emite doblada. Un cambio de idioma en el que se pierden infinitos matices, quedando el sonido plano y la interpretación de los actores desangelada. En este tipo de series magistrales supondría un importante salto de calidad tener la opción de disfrutar de la versión original con subtítulos. ¿La TDT tiene algo que decir en este sentido?

En cualquier caso, 'Dexter' es una serie excelente, original, con grandes actores y magníficos guiones. Una versión radical, cínica y sanguinaria de 'C.S.I.' o 'Bones' que producirá una hemorragia de placer a todos los amantes de la buena ficción. Aprensivos y caguetas, abstenerse.

Un motivo para no ver la televisión

Una lectora nada común
Autor: Alan Bennett
Editorial: Anagrama

Éste es uno de esos libros inolvidables que se leen en un suspiro y se recuerdan toda la vida. Apenas 119 páginas para una historia formidable, plena, tronchante, contada con una ironía deliciosa: imaginen que la reina de Inglaterra, de pronto y debido a una casualidad, se convierte en una adicta a la lectura. El personaje se humaniza, desnuda a su corte y al gobierno (unos zoquetes) y se acerca como nunca al pueblo y a las bibliotecas ambulantes. Sumergida en el placer de la lectura, Isabel II olvida el protocolo, el poder y todo aquello que le impide pasar más tiempo junto a los libros.

Bennett cuenta de maravilla esta real pasión por la literatura. Y convierte el libro, repleto de divertidísimas valoraciones de autores y títulos clásicos (Proust, Nancy Mitford, Henry James…), en un monumento a la inteligencia, la imaginación y la rebelión. Una rebelión sutil, utilizada para burlarse con republicana sorna de la iletrada monarca, humanizándola hasta extremos inimaginables en la realidad.

Diálogos inolvidables, personajes bien construidos, un final sorprendente… Sólo se echan de menos 100 ó 200 páginas más. ¿Les gustó '84, Charing Cross Road', de Helene Hanff? Pues este «Una lectora nada común» deben guardarlo a su lado, en la estantería de los libros que nos recuerdan el grandioso placer que se puede obtener de la lectura.