La Concha de mi madre

Cuatro está, gracias a esta Eurocopa que tantas alegrías y éxitos nos está deparando, de completa actualidad. Tanto, que el resto de cadenas de televisión baila al ritmo que marcan los de PRISA: ayer todas las cadenas modificaron su programación, de manera ilegal, para no enfrentarse al Rusia-España. Antena 3 no emitió 'Lex', La Sexta anunció dos capítulos de 'Bones', TVE retrasó una semana la segunda entrega de 'El caso Wanninkhof'…

Víctor Lerena (EFE)

Cuatro retransmite sus partidos y programas de la Eurocopa desde la Plaza de Colón de Madrid

Cuatro emitió ayer una programación especial, con doce horas doce, dedicadas al partido. "La selección española ha hecho historia. Y Cuatro también", resumió Concha García Campoy, que se desplazó a la plaza de Colón para, vestida de rojo, presentar el comienzo del maratón junto a Angels Barceló.

Mi madre no ve el fútbol, y pasa de la programación de Cuatro, pero está enganchada a Concha García Campoy. La quiere como a una hija. La presentadora, después de vivir la mejor temporada de su magazine matinal, cierra hoy viernes la temporada.

El programa de Concha García Campoy tiene, como los magazines matinales de otras cadenas, colaboradores lechuguinos (Gonzalo Miró, Nico Abad, Sandra Aladro…), secciones basura, periodismo de pseudo investigación, algo de corazón, tertulias políticas de medio pelo y sobreexplotación de personajes de los realities de su propia cadena. No sólo no es perfecto, sino que sería fácilmente mejorable. ¿Qué es, entonces, lo que le hace diferente, más digno, menos vergonzante, que el resto de magazines matinales? ¿Por qué le gusta a mi madre? Por la presentadora. Concretamente por su actitud positiva. Campoy no parece dispuesta, como otras, a hacer cualquier cosa por la audiencia. Puede que sea porque en su interior hay una periodista de verdad.

Campoy representa, con Gabilondo, el espíritu de Cuatro, la cadena de moda, repito, por obra y gracia de los resultados de la selección española de fútbol. Pero no se confundan, El éxito de Cuatro no parece basado en la imaginación o la creatividad, sino en un enorme desembolso económico. Cuatro y Digital + se hicieron en exclusiva con los derechos televisivos del campeonato por unos setenta millones de euros. Es decir, que cada partido está costando casi 1.250.000 euros, unos 212 millones de pesetas. Unas cifras a las que ninguna otra cadena quiso o pudo llegar, debido al enorme riesgo de no rentabilizarlas: si España era eliminada a las primeras de cambio, la ruina; si llegaba a la final, como ha sido el caso, una excelente inversión, quizá no económica (es imposible recuperar esos 70 millones de euros) pero sí en términos de audiencia, prestigio y, sobre todo, fidelización. España está en la final. España conoce Cuatro, comienza a considerarla una cadena importante. La inversión suicida (¿para otras cadenas sin visión de futuro?) está siendo un gran éxito.

Las cifras que se manejan en la Eurocopa, absolutamente espectaculares, no tienen nada que ver con la crisis que se supone vivimos en España. El presupuesto asignado a la empresa organizadora EURO 2008, fundada por la UEFA, ronda los 135 millones de euros. Cada partido genera un beneficio de 42 millones de euros de media. La reventa para la final supera los 600 euros la entrada. Por publicidad y mercadotecnia se espera ingresar unos 70 millones de euros, el equipo ganador de la Eurocopa recibirá 23 millones de euros. Si fuese España, cada jugador recibirá 215.000 euros… Los principales ingresos de todo este negocio proceden, cómo no, de la venta de los derechos televisivos: el 65%.

Números fríos, complejos, absurdos. No hay nada que negociar ante las cifras del fútbol: disfrutemos de la final.

¡Hasta la victoria, siempre!

Un motivo para no ver la televisión

Joe Ely y Joel Guzman

Cd: Live cactus!
RockŽEm Records.

Joe Ely es una leyenda: el cantautor tejano firma, a sus 61 años, decenas de canciones que reflejan todo el espíritu de la frontera, y es respetado por todos los grandes (desde Dylan a John Fogerty). Joel Guzman es prácticamente un desconocido, pero ha tocado el acordeón con los mejores músicos del sur: Los Super Seven, Freddy Fender, Flaco Jiménez, Rubén Ramos, Rick Trevino, y David Hidalgo y César Rosas, de Los lobos.

Juntos, Ely y Guzman, han grabado un disco que huele al Río Grande, a sudor de espaldas mojadas, a chile picante y a tex-mex. Son once clásicos de Ely, como 'Letter to Laredo', más sendas versiones de Hancok y Banks, interpretadas de manera tan sencilla (guitarra, acordeón, voces…) como efectiva en un local clásico de Austin: el Cactus Café. Pura dinamita tejana.