Los militares de la Agrupación Táctica Baleares II dicen que la misión en Kosovo es de las mejores experiencias de su vida

Palma.-  Los militares de la Agrupación Táctica Baleares II, que ya llevan dos meses de misión de paz en Istok (Kosovo) valoran su estancia en la capital prístina como una de las mejores experiencias de su vida, a pesar de que reconocen que el trabajo es duro y la familia "se echa de menos".

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(EFE)

Los militares de la Agrupación Táctica Baleares II, que ya llevan dos meses de misión de paz en Istok (Kosovo) valoran su estancia en la capital prístina como una de las mejores experiencias de su vida, a pesar de que reconocen que el trabajo es duro y la familia "se echa de menos".

Según recoge una crónica emitida hoy y firmada por el teniente coronel Antonio Ortiz Fernández, una vez pasado el ecuador de la misión, los militares han hecho balance y, entre todas las cosas que han vivido hasta ahora, la que más destacan es la capacidad de integrarse con personas de hasta 35 países distintos.

"Tanta multinacionalidad integrada sorprende: comes con italianos, realizas operaciones con franceses, te visitan los alemanes, les dices adiós a los marroquíes y griegos, hay un norteamericano con el que intercambias palabras...", indica Ortiz en su relato de campaña.

El ritmo diario de la agrupación, según explica Ortiz, es intenso, "no terminas una y ya estás en otra", pero asegura que todos los integrantes de la misión están contentos y se ofrecen siempre "para hacer extras".

Entre tanto trabajo, también reconoce que hay tiempo para las celebraciones y que los pequeños detalles, como los cumpleaños, "se viven con más intensidad" y con mucho "compañerismo".

Asimismo, Ortiz menciona las añoranzas de los desplazados a Kosovo y recuerda que, durante los poco más de dos meses que llevan los militares de Baleares II en Istok, cinco de ellos han sido padres "a distancia".

Ortiz relata una conversación con una de las integrantes, Teresa, vecina del municipio mallorquín de Inca, que comenta "lo difícil" que le resultó dejar en España a su hijo de tres años. "Subía hacia el avión y si me dicen en ese momento que si quiero quedarme, no lo dudo un instante", cuenta.

No obstante, esta militar reconoce que ahora se encuentra bien y confiesa que hasta piensa que no le importaría volverse a ir de misión.

Otro de los desplazados a Kosovo, Fernando, recuerda con especial cariño una misión de tres días emboscado con su pelotón en una operación realizada por la Agrupación Táctica Baleares II para capturar a los que se dedican a la tala de madera ilegal en la zona.

"Después de muchas esperas y alguna persecución, los pillaron", explica Ortiz en su crónica.

En la historia de Fernando, al igual que en el día a día de los militares españoles en Kosovo, hay "anécdotas simpáticas" para el recuerdo.