Lolailo

Asegura Ruiz Zafón, desde la credibilidad que le otorga su condición de escritor de best-sellers, que ya no hay nadie que sepa escribir, con auténtico talento, que se dedique a la literatura. Todos están haciendo guiones para series de televisión. Sabias palabras de un Zafón que, crecido por las ventas, se dedica a lanzar frases lapidarias cuando debería estar viendo "Aída". O "Ana y los siete". O "Aquí no hay quién viva". O "Manolo y Benito corporeision". Un Zafón que sin duda estará dando palmas con las orejas por el estreno de "Lalola", último prodigio de la ficción nacional, estrenado anoche por Antena 3.

(antena3)

De chico a chica, sin cirugía.

"Lalola", emitida pocas horas después de la celebración del día del orgullo gay, es la historia de una persona que se acuesta hombre y se despierta mujer. Acojonante idea. Un ejecutivo seductor que, de la noche a la mañana, se transforma en una ejecutiva seductora. Semejante hecatombe hormonal, que no intervención quirúrgica, se supone debe dar pie a infinidad de situaciones pintorescas y divertidas. Pues no. "Lalola" es una serie chusca, machista, sexista y sobre todo feísta. Apología del feísmo televisivo, es decir, de los decorados cutres, de los vestuarios chungos, de los maquillajes a brochazos, de los actores patéticos y de los guionistas que le gustan a Ruiz Zafón.

"Lalola" es una serie lolailo. Una de esas españoladas vergonzosas que, si los espectadores tuvieran un mínimo de criterio, no aguantarían ni una semana en la programación.

Segunda españolada: la retransmisión anoche del concierto de Bob Dylan por TVE. Recuerden: "la televisión oficial de "Rock in Rio". Aunque sería más correcto decir la no retransmisión. O la retransmisión frustrada. O la retransmisión fantasma. O, simplemente, el desconcierto. Porque la verdad es que los espectadores de TVE apenas pudimos ver un plano de Dylan, en diferido, pese a haberlo anunciado a bombo y platillo, en directo, en toda la prensa y en la propia TVE. Si pudimos ver mucho enlatado de los días anteriores, a modo de relleno: Loquillo, Amy Winehouse, El canto del loco, Shakira… En el Telediario (La 1) decían: "estábamos viendo a Dylan en La 2", pero era mentira. En La 2 estaban, y estábamos, viendo un refrito de actuaciones de días anteriores.

Entré en la flamante web de TVE, recientemente remozada, para ver qué está pasando con la retransmisión del concierto de Dylan. Nada, ni una explicación. Escribí "Rock in Rio" en el buscador de la televisión oficial del festival y… "Resultado 0 - 0 noticias de aproximadamente 0 del término rock in rio". Nada. Escribí "Bob Dylan" y… me contaron que exponía sus cuadros en Londres, y que impidió la entrada de cámaras y fotógrafos en su concierto de Zaragoza. De su concierto en "Rock in Rio", de la retransmisión frustrada, del desconcierto… nada de nada.

Hasta las 12.45 de la madrugada. A esa hora emitieron un tema enlatado, grabado con una sola cámara, del concierto de Dylan en "Rock in Rio". Y se acabó.

Un motivo para no ver la televisión

El síndrome de Ambras

Autor: Pilar Pedraza

Editorial: Valdemar

¿Quieren transformaciones serias, imaginativas, apasionantes, adictivas? Olvídense de "Lalola" y lean "El síndrome de Ambras". Pilar Pedraza es una escritora española actual especializada en literatura fantástica y de terror. Una muy buena escritora. Posiblemente lo mejor que se puede decir de su obra es que parece escrita hace más de un siglo. Huele a cripta húmeda, a hedionda boca de lobo, a noche sin luna, a ataúd mohoso, a escalofrío y desasosiego.

Literatura gótica de primer nivel que en casos como el de "El síndrome de Ambras" resulta especialmente inquietante. Pedraza prueba suerte con un género que, no por conocido, sigue teniendo recorrido: la licantropía. Un noble inglés, acompañado por su esposa y un corto séquito, recorre España en una aventura que, con el paso de las páginas, adquiere importantes niveles de intriga. Gana en emotividad y en pelo, puesto que los protagonistas con tendencias lobunas aparecen poco a poco, convirtiendo el libro en una fiesta para los amigos de estos peculiares cánidos bípedos.

Una historia brillante, bien contada, que muy bien podría convertirse en película: una road movie de pelo en pecho. Ya la estoy viendo, dirigida por Tim Burton y con Jack Nicholson enseñando sus afilados y ensangrentados colmillos…