Una madre guatemalteca sienta un precedente judicial al recuperar a su hija robada

Guatemala.-  Una madre guatemalteca que recuperó a su hija robada hace dos años para ser dada en adopción ha sentado un precedente judicial tras demostrar, por medio de una prueba de ADN, la forma criminal en que actúan en Guatemala la redes dedicadas a tramitar adopciones ilegales.

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(EFE)

Una madre guatemalteca que recuperó a su hija robada hace dos años para ser dada en adopción ha sentado un precedente judicial tras demostrar, por medio de una prueba de ADN, la forma criminal en que actúan en Guatemala la redes dedicadas a tramitar adopciones ilegales.

La larga lucha de Ana Escobar, una madre soltera de 28 años de edad, se inició el 26 de marzo de 2006, cuando un grupo de hombres armados le arrebató de los brazos a Esther, su hija recién nacida, en un barrio popular del norte de la capital guatemalteca.

Esperó casi dos meses, tras las denuncias de rigor y las investigaciones iniciadas sobre el paradero de la niña, hasta que el 13 de mayo pasado identificó a su hija entre un grupo de bebés que iban a ser dados en adopción en el extranjero.

La Procuraduría General de la Nación presentó a los menores como parte de las investigaciones en desarrollo por las denuncias sobre anomalías en algunos procesos de adopción pendientes.

"Sólo al verla supe que era mi hija", aseguró hoy Ana a Efe, todavía emocionada.

Sus súplicas y la presión ejercida por los abogados de la Fundación Sobrevivientes, una organización que asiste y asesora a mujeres víctimas de violencia, hizo que un juez le entregara la niña a Ana, y ordenó pruebas de ADN para comprobar si efectivamente había una relación materno-filial.

Norma Cruz, directora de Sobrevivientes, explicó a Efe que de inmediato, y con la asistencia de un juez y un fiscal, se procedió a tomar pruebas de ADN a Ana y Esther, las cuales fueron enviadas a un laboratorio especializado en los Estados Unidos, cuyos resultados positivos llegaron este semana al país.

"La prueba de ADN demuestra la relación genética en un 99,9 por ciento entre madre e hija. Nos satisface y alegra que por este medio científico, por primera vez en el país, se logra que una madre recupere a su hija robada para ser dada en adopción en el extranjero", señaló Cruz.

Agregó que el hecho también "sienta un procedente judicial al comprobarse la forma criminal como actúan las redes dedicadas a las adopciones de niños, que han llegado al extremo de robar a los bebés para venderlos a las familias extranjeras que desean adoptar", aún acudiendo a canales irregulares.

La hasta hace poco ausencia de una ley específica para regular los procesos de adopciones en Guatemala permitió la aparición de redes integradas por abogados, médicos, niñeras y hasta funcionarios públicos que se dedicaron a tramitar procesos de adopción en el extranjero, un negocio que, según especialistas, generó ingresos por más de 150 millones de dólares anuales hasta el año pasado.

Las personas vinculadas en el robo de Esther, así como en los trámites ilegales de su adopción, permanecen en libertad, pero según Jaime Tecú, coordinador del equipo técnico del Consejo Nacional de Adopciones (CNA) de Guatemala, "la Fiscalía ya ha empezado las investigaciones para procesar a los responsables".

Según estadísticas oficiales, en los últimos cinco años se han reportado en el país un promedio de 500 robos anuales de bebés.

En mayo pasado, la Procuraduría General de la Nación (PGN) de Guatemala suspendió unos 2.300 procesos de adopciones de niños guatemaltecos por sospechar que existen anomalías en los trámites, iniciados antes de entrar en vigor la Ley de Adopciones de 2008.