Los años robados: cuando el ADN contradice a la Justicia

Hoy ha sido liberado Rafael Ricardi, un hombre que ha pasado 13 años en prisión tras ser acusado de una violación que no había cometido. Los análisis de ADN determinaron su inocencia. Sin embargo, no es el primer caso de este tipo que ocurre en España y, según nos cuenta un sargento de los Mossos d'Esquadra, tampoco va a ser el último. Y es que los avances en las pruebas genéticas acabarán demostrando la inocencia de muchos individuos que fueron condenados tomando como base la declaración de las víctimas o de los testigos.

(EFE)

Rafael Ricardi (de negro), al ser liberado.

El caso más conocido en España es el de dos presos marroquíes que fueron detenidos por unas violaciones. Uno de ellos murió en prisión, mientras que el otro, Ahmed Tommouhi ha pasado casi 15 años en prisión, a pesar de que existen serias dudas (y razonables) acerca de su culpabilidad. Los análisis de ADN demostraron su inocencia en uno de los delitos. Hace 20 días el Gobierno le denegó el indulto, por lo que seguirá cumpliendo su pena, que se extiende hasta el próximo año. En España se han dado otros casos de este tipo.

En otros países la situación en bastante similar y, cada vez en mayor medida, crece el número de casos en los que una persona debe ser excarcelada, después de cumplir un tiempo de condena en la cárcel. En Estados Unidos, incluso, existe una organización que intenta demostrar la inocencia de aquellos presos que fueron condenados sin razón suficiente. 'The Innocence Project' inició su actividad en el año 1992 y ya ha conseguido la liberación de más de 200 personas que habían sido condenadas de forma injusta.

Además, la actividad de este colectivo ha servido para sacar a la luz algunos vicios del sistema penal que permanecían invisibles. Según un artículo del 'Washington Post' sobre 'Innocence Project', de los presos exonerados por violaciones, el 85% eran individuos de raza negra acusados de haber abusado sexualmente de una mujer blanca. Sin embargo, lo sorprendente llega si observamos que sólo en un 33,6% de los casos en los que se viola a una mujer blanca el acusado es de raza negra, según datos del Departamento de Estadísticas Judiciales de Estados Unidos.

Al margen de revelar estas tendencias en la justicia, algunos investigadores piensan que los avances científicos deberían tener un carácter disuasorio para los criminales. Por ejemplo, un juez británico afirmaba que "los avances en las técnicas de la ciencia moderna deberían verse como un aviso de que no hay lugar donde esconderse para los criminales violentos y sexuales".

Las identificaciones erróneas, por parte de las víctimas y los testigos, son las causas principales de este tipo de fallos. Así lo reconoce 'Innocence Project' cuando afirma que esta causa está presente en más del 75% de las condenas revocadas y las exoneraciones de presos. En España esta es también una de las principales causas de este tipo de errores judiciales, ya que los máximos órganos jurídicos admiten el testimonio de una víctima o testigo como prueba suficiente. Esta es la razón por la que se ha desarrollado toda una rama de la psicología para tratar de averiguar la veracidad del discurso: 'la psicología del testimonio'.

Y es que, el afán por descubrir al mentiroso ha sido una constante en la sociedad, tal y como reconoce Luis Miguel Querejeta en 'Validez y credibilidad del testimonio. La psicología experimental'. En este artículo, el Jefe de Servicio de Patología Forense de Guipúzcoa reconoce que "el denominado Juicio de Dios, procedimiento utilizado por los israelitas hace dos mil años y consistente en que el reo tocase con la lengua un hierro "al rojo vivo" -si no se quemaba, era entonces inocente porque decía la verdad-, puede representar un ejemplo clásico". Con el paso del tiempo y un barniz científico, la psicología del tratamiento se erigió como una buena herramienta dentro de la administración de Justicia. Sin embargo, con la irrupción de los análisis de ADN, han quedado al descubierto grandes errores que han tenido que pagar muchos inocentes. Sin ir más lejos, Rafael Ricardi dio con sus huesos en prisión tras el testimonio de una víctima que dijo reconocerle por la voz y un defecto en la vista.

Como nos dice el sargento de los Mossos consultado, el uso de las técnicas de ADN se está extendiendo poco a poco, y puede que asistamos a nuevos casos como el de Ricardi. La Policía Nacional está investigando con estas técnicas, incluso, algunos delitos contra el patrimonio, y no sólo las agresiones sexuales y los homicidios. Y mientras, ¿qué ocurre con las personas que han estado encerradas de forma injusta? Estos reciben algún tipo de indemnización económica, en función del tiempo que hayan pasado entre rejas, y otras circunstancias, como el estado de salud en el que se encuentran. Sin embargo, en ocasiones, las penurias carcelarias son irreversibles. Por ejemplo, un ciudadano británico pasó 16 años en prisión por un delito que no había cometido. Nada más recobrar la libertad tuvo que ser tratado de una esquizofrenia que desarrolló entre rejas y, antes de cumplir dos años de su exoneración, un ataque al corazón acabó con su vida.