La madre de Sara Morales dice que mientras no aparezca su cuerpo, su hija está viva

Las Palmas de Gran Canaria.-  El rostro de Sara Morales comienza a desvanecerse de los carteles que se pegaron por toda Canarias a raíz de su desaparición hace ahora dos años. Su madre, Nieves Hernández, sabe que es mucho tiempo ya, pero conserva la esperanza: "Mientras no aparezca su cuerpo, mi hija está viva".

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(EFE)

Nieves Hernández, la madre de Sara Morales, desaparecida hace dos años en el barrio de Escaleritas de Las Palmas de Gran Canaria, durante la entrevista concedida a la agencia Efe en la que ha afirmado que "mientras no aparezca su cuerpo, mi hija está viva".

Nieves es menuda, mantiene un rictus de tristeza y una mirada dolida, pero su conversación es realista y reconoce que la imagen para buscar a su hija tiende a retroceder después de tanto tiempo porque la gente "se cansa" y, además, "la mitad cree que está muerta y la otra mitad que está por ahí viviendo la vida a su manera".

Pero la única certeza que existe es que el 30 de julio de 2006, Sara Morales, de 14 años, se dirigió andando desde su casa en el barrio de Escaleritas, de Las Palmas de Gran Canaria, al centro comercial "La Ballena", para ver al chico que le gustaba y desde entonces no se sabe nada de ella. Un verdadero misterio.

"Yo quiero pensar que ella está viva y donde está no puede ni llamar ni nada", dice Nieves Hernández, quien subraya que la policía la busca por secuestro. "Quiero pensar eso, porque también puedo pensar cosas peores y prefiero no machacarme mucho", confiesa, pues después de todo no le queda "más que esperar".

P: ¿Cómo están los ánimos?

R: Después de dos años no están muy bien, que digamos; ya son dos años de incertidumbre sin saber lo que le pasó a Sara y los ánimos no están muy levantados.

P: ¿Pero mantiene la esperanza de volverla a ver?

R: Mantengo la esperanza porque no me queda otra cosa, porque mi hija, mientras no aparezca su cuerpo, quiere decir que está viva en alguna parte. La policía me anima, me dice que tenga esperanza, que paciencia, que esto es una cosa misteriosa, que no se sabe nada, no hay pistas ni nada...; no me queda nada más que esperar.

P: ¿De dónde saca las fuerzas para aguantar esa incertidumbre durante tanto tiempo?

R: Supongo que porque hay que seguir viviendo, por mi familia y porque necesito saber qué le pasó.

P: ¿Cómo recuerda usted aquel 30 de julio en que desapareció?

R: Llevo dos años dándole vueltas al mismo día, intentando saber qué se le pasó por la cabeza aquel día antes de marcharse. Fue un día absolutamente normal como otro cualquiera. Se fue a ver a un amiguito de la edad de ella, me dijo que volvería a las siete y hasta hoy.

P: ¿En aquella salida no hubo nada especial?

R: No.

P: ¿Entonces no se imaginaba que su hija no volvería?

R: Que va. Ojalá hubiese habido algo para poder decir: "pues claro, fue esta circunstancia, por la que nos enfadamos", pero nada. Se fue y me dijo: "Mamá, yo vuelvo a las siete" y hasta la fecha.

P: ¿Tampoco tenía usted problemas con ella?

R: Nunca, nunca. Además, había sacado buenas notas (cursaba 2º de la ESO), estaba contenta porque iba a entrar en el horario continuo.

P: ¿Hay alguna pista de lo que pudo pasar?

R: La policía nos dice que a veces la realidad supera a la ficción porque no ha dejado ningún rastro, nada. Todavía no sé a que atenerme, porque si dijéramos que hay una pista de que está así o... pero nada.

P: ¿La policía ha puesto el suficiente empeño?

R: Sí. Hay un grupo especializado sobre el caso de Sara. Ellos siempre vuelven sobre sus pasos para ver si se les ha escapado algo, pero cuando no hay nada, nada.

P: Ya me ha dicho que no hay pistas, ¿pero hipótesis de lo que pasó?

R: No, no hay nada. Ninguna hipótesis. Se ha dicho que si tenía alguna relación, pero no tenía relación alguna.

P: ¿Y de internet salió algo?

R: Tampoco. La policía dice que en los ordenadores que manejaba (el de su tía y otro de una amiga) solo hay cosas de una niña de su edad, contactos con sus compañeros, con niñas y nada más, no hay otra cosa. Sí, de vez en cuando iba a algún ciber, pero en casa no han encontrado nada.

P: ¿Hubo algún testigo que la viera entrar en La Ballena?

R: Hubo, pero ninguno fiable: un testigo no veía muy bien y la otra era una mujer mayor. Las cámaras que había por el camino unas estaban rotas, otras sin funcionar... La policía me enseñó una imagen de una chica entrando en La Ballena, pero para mí que no era mi hija, aunque se le parece mucho.

P: ¿Usted cree que hay alguna relación entre la desaparición de su hija y la del niño Yeremi Vargas?

R: Creo que es una pura casualidad, pero también que en menos de un año, cuando no pasa nunca nada en Canarias, desaparezcan dos menores pues...

P: Como madre de Sara, ¿cuál es su barrunto de lo que pasó?

R: Por más que piense no encuentro un por qué. Creo que a mi hija algo le pasó, no sé el qué, pero algo le pasó, porque esto en ella no es normal, porque no tenía problemas, ningún motivo para irse de casa. La policía me ha dicho que se fue a ver al chico que le gustaba, que llevaba una semana hablando de esa cita. Él fue a las cinco y ya no la vio.

Según la policía, la niña llegó, porque hay una llamada de una cabina que se supone que la hizo ella. Llamó a la casa del amigo para saber si le quedaba mucho para llegar, pero el niño había salido y no llegó a hablar con él. En lo que él llegó, ella desapareció. Fue en cuestión de nada. Para mí, en diez minutos, me robaron a mi hija.

P: ¿Pero se la pudieron llevar a la fuerza?

R: No creo porque alguien lo hubiera visto. Pero sí engañada, porque ella era bastante ingenua. Con palabras, algo que le dijeran y ella confiera en esa persona, si ella sube en un coche luego es más difícil de zafarse.

P: Supongo que esto le habrá cambiado mucho la vida...

R: Muchísimo. Antes pasábamos desapercibidos por la calle y ahora somos el punto de mira. Pero la verdad es que estoy muy agradecida al afecto de la gente por la calle, pues siempre me he sentido muy arropada. Lo de Sara no tenía precedentes en Canarias y la reacción fue impresionante, aunque no tanto como hubiéramos querido, porque siempre hay gente que dice "conmigo esto no va". Y me incluyo yo, porque la gente somos así... Yo había visto esto muchas veces en la televisión y nunca pensé que me fuera a pasar a mí.

P: ¿Y cuándo ve que le ha tocado en qué piensa?

R: La vida es un ruleta y te puede tocar, aunque uno piense que nunca le va a tocar una desgracia; estamos ahí en la tómbola y te puede tocar. Ahora lo sé.

P: ¿Qué le dice la policía?

R: A mi hija la policía la está buscando por secuestro, por algo será. Ellos me han dicho que el caso va a seguir abierto hasta que la encontremos... ellos la van a seguir buscando, van a seguir investigando, y eso a mí, el verlos involucrados, me tranquiliza.

P: ¿Cuando ocurren casos como los de Madeleine o la austríaca Natascha Kampusch que es lo primero que se le pasa por la cabeza?

R: Cualquier cosa le puso haber pasado a Sara. Espero que esté viva, que es lo que me interesa a mí. Pero la gente, para animarte, te dicen cosas que duelen, como que me digan que esté tranquila, que mi hija está enamorada y que un día volverá. Eso me duele, porque que en dos años no se hubiera puesto en contacto con nosotros... para dejarnos tranquilos y saber por lo menos qué está viva.

P: ¿Cómo vivirá el día 30 de julio?