Brasil tratará de lavar su participación con la medalla de bronce ante Bélgica

Shanghai.-  Si los partidos por el tercer puesto siempre llevan algo del desencanto de no haber podido llegar a la final, para las selecciones de fútbol de Brasil y de Bélgica, que mañana lucharán por el bronce olímpico en el Estadio de Shanghai, la victoria o la derrota pueden tener significados muy diferentes.

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(EFE)

El brasileño Ronaldinho disputa un balón durante los Juegos.

Para Brasil, que se esforzó en reunir a sus mejores futbolistas en torno a Ronaldinho con el objetivo de ganar el oro en el único gran trofeo futbolístico internacional que se les ha resistido hasta la fecha, cualquier resultado distinto del objetivo acaba teniendo sabor a fracaso.

Después de la derrota del pasado martes ante Argentina (3-0), que les dejó fuera de la final, los de Dunga tratarán ahora de no volver, al menos, con las manos vacías, y de llevarse la medalla de bronce en un encuentro en el que aparecen como favoritos.

Brasil ya se enfrentó el día 7 a la selección olímpica de Bélgica, en el primer partido de ambas en los Juegos, y venció por 1-0 con un gol de Hernanes en el minuto 78, aunque hasta ese momento el juego conservador de los sudamericanos asombró por las dificultades para hacer gol que tuvo como equipo teóricamente superior.

La selección brasileña ha brillado menos de lo que se esperaba, y todavía se está recuperando del golpe de moral de su humillante derrota de Argentina, que ha hecho pronunciarse a Maradona (que no recuerda un Brasil que haya jugado "tan mal") y a Pelé ("tendríamos un oro si yo hubiese jugado").

Incluso el propio presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, llegó a afirmar, según trascendió a los medios de su país, que "nunca" pasó "tanta rabia" en su vida como con la "humillación" que la selección de fútbol de Argentina propinó a Brasil en estos Juegos Olímpicos.

Aunque durante su entrenamiento de hoy los jugadores cariocas se mostraron algo más relajados e incluso se les vio bromear animadamente, un miembro del cuerpo técnico reconoció ante un grupo de periodistas que nunca había visto a una selección brasileña sentir tanto una derrota.

Entretanto, el puesto de Dunga parece en peligro, según los medios brasileños, que ya mencionan como probable sucesor suyo a Vanderlei Luxemburgo, y el de mañana podría ser el último partido del campeón mundial de 1994 como seleccionador, por lo que regresar al menos con el bronce resulta especialmente importante para Brasil.

Por su parte, mientras toda la presión parece recaer sobre su rival sudamericano, Bélgica parece asumir con estoicismo su desventaja física y de calidad individual ante el combinado "canarinho", y parece más concentrada en recuperarse y saltar al campo a disfrutar y hacer lo que pueda ante los brasileños.

Su entrenador, Jean François De Sart, se mostró ayer consciente de que ambos equipos están cansados, después de jugar cinco partidos en dos semanas, aunque aseguró que su conjunto, erigido en sorpresa del torneo tras eliminar a Italia en cuartos de final y acabar entre los cuatro primeros, saldrá a "defender nuestras oportunidades".