Juan Durán, compositor, cree que en la ópera, "si las voces fallan, falla el conjunto"

A Coruña.-  El compositor gallego Juan Durán se atreve por primera vez con una ópera, que se estrenará en A Coruña, tras años de trabajo en el ámbito de la música clásica, con títulos como la "Cantata Finisterrae" o "Inés e Bianca", reconstrucción, a encargo del Igaem, del clásico que Marcial del Adalid escribió en 1670.

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(EFE)

El compositor gallego Juan Durán, que estrenará el próximo 13 de septiembre en el Teatro Colón Caixa Galicia de A Coruña su obra "O arame" ("El alambre"), con texto de Manuel Lourenzo, ha hablado de este espectáculo en una entrevista concedida a la agencia Efe en la que ha admitado sentir "vértigo" ante el estreno.

El próximo 13 de septiembre se estrenará en el Teatro Colón Caixa Galicia de A Coruña su obra "O arame" ("El alambre"), con texto de Manuel Lourenzo, que es la primera ópera gallega del siglo XXI y la segunda de la historia y sobre la que habló en una entrevista con Efe.

Durán se mostró ilusionado por el estreno y, aunque admite sentir "vértigo", confía en la buena acogida de la pieza, avalada por las voces del barítono coruñés Javier Franco y la soprano Carmen Durán. Porque, como dice, "las voces son lo más importante de la ópera. Si fallan, falla el conjunto. Y este no va a ser el caso", sentencia.

Pregunta.- ¿Qué características técnicas tiene esta ópera?

Respuesta.- Es una pieza de una hora y cuarto de duración, en un solo acto, interpretada por dos cantantes (una soprano y un barítono) y con dos bailarines en escena, además de una orquesta con 16 músicos, con una sesión de cuerda, otra de viento, una tercera de percusión y una cuarta de piano. Incluye también un aparato audiovisual, con imágenes grabadas, lo que configura una escenografía rica.

P.- Es la primera vez que se embarca en un proyecto operístico. ¿No siente vértigo?

R.- Mucho. Sin embargo, sin que suene presuntuoso, creo que fue una decisión muy inteligente llevar esta pieza a un formato de proporciones reducidas, porque eso te permite un mayor control.

Las óperas clásicas, como "Aída" o "Carmen", tienen coros, una serie de personajes, se estructuran en varios actos, y eso requiere una puesta en escena muy costosa, lo que condena la obra a morirse de aburrimiento en un cajón.

"O arame" es una ópera de cámara, que ya existía en el Barroco, que ya se puso en práctica en muchas piezas, especialmente en el siglo XX, por autores como Written, aunque este tipo de piezas no suelen ser muy conocidas por el gran público.

P.- ¿Cuál es el argumento?

R.- Es más poético y simbólico que real: dos artistas callejeros que, al final de su vida, van a dar a un arenal, y, mirando hacia el mar, reflexionan sobre sueños, recuerdos y penas. Y ese es el último momento de su vida. Entre los personajes se da la clásica dualidad: ella ha perdido la ilusión y la esperanza, y él, sin embargo, cree que todavía puede caminar por el alambre. De ahí el título.

Ese tono nostálgico y poético hace que la música no sea épica, sino contenida, lírica, sensible, con algunos tonos ocres y apagados, aunque al final se vislumbra una cierta esperanza.

P.- ¿Hay alusiones a la ciudad de A Coruña?

R.- Sí, se filmó durante una hora el movimiento del mar por aquí cerca. Esos movimientos se ralentizan a veces y se vuelven más rápidos en otros momentos, según el tono de la escena.

P.- ¿Cree que tendrá buena acogida?

R.- Una pieza de estas características, de una hora y cuarto de duración, con elementos coreográficos, vocales, orquestales, escenográficos y visuales, no debería aburrir. Pero una obra nueva siempre genera una expectativa.

P.- ¿Es un espectáculo para expertos o se dirige a un público más general?

R.- No es una obra convencional en su lenguaje, sino sugestiva, cantable y agradable de oír. No es una pieza estrictamente contemporánea, con el lenguaje propio de la música del siglo XX, sino que, en ella, he intentado establecer un equilibrio entre originalidad y tradición, siempre en la búsqueda del color y de la expresividad. No es una obra aleatoria o atonal, pero tampoco es una ópera de Puccini o Verdi.

En esta esquina del mundo todavía estamos lejos de la vanguardia. Pero, insisto, las óperas son un género que el público no perdona. Puedes tener una música que cuente muy bien una historia, pero, si las voces fallan, falla el conjunto. Y este no va a ser el caso.

P.- ¿Cómo definiría el panorama operístico actual?

R.- La situación de la ópera aquí ha cambiado bastante desde mis primeros recuerdos, al organizarse en la ciudad dos festivales estables, cada uno de ellos con tres o cuatro títulos fantásticos. Además, se ha renovado la escenografía muchísimo, lo que hace que se mantenga el interés del espectador.

Eso sí, su público sigue siendo una minoría, porque todo lo que se enmarca en el concepto de música clásica o culta requiere una atención mayor, no se puede comer palomitas ni fumar al mismo tiempo -bromea-, y, a la vez, también hay que tener una capacidad especial para dejarse llevar por la música.

P.- ¿Confía en que se repetirá su representación?

R.- Si la quieren repetir, no seré yo quien se oponga.

P.- ¿Tiene otros proyectos?