Magnicidios

Obama y Zapatero, sin duda los líderes políticos más carismáticos del planeta en estos momentos, han vivido en los últimos días momentos de enorme riesgo físico. Por un lado, el aspirante a ocupar la Casa Blanca ha podido ser víctima de un grupo terrorista que pretendía asesinarle. Como a Kennedy. Por otro, el presidente español ascendió al Mirador del Tombo, en los Picos de Europa, haciendo senderismo en compañía de trabajadores de la cadena Cuatro, cuando aún no se ha cerrado la guerra del fútbol que enfrenta a Sogecable y Mediapro. Como Pérez de Tudela.

(EFE)

Zapatero se calzó las botas de montaña para Cuatro.

En ambos casos hay que reconocer que los tienen muy bien puestos. Obama descarta el complot criminal y sigue convencido de poder cambiar el rumbo de Estados Unidos. Zapatero ha sobrevivido a la grabación de un programa de televisión con el grupo PRISA sin un rasguño, sin sufrir un 'accidente': hoy se emite en Cuatro (21.30) la colaboración del Presidente en 'Desafío extremo'.

Recuerden que ha comenzado la liga… ¡y la guerra del fútbol sigue viva! Esto no puede seguir así: los empresarios de izquierdas no están acostumbrados a perder dinero. Tras la primera jornada, y con el Atlético de Madrid como sólido líder (no sería extraño que, vista la plantilla y el juego desarrollado, mantenga esa posición hasta el final del campeonato), llegan dos semanas de parón futbolístico. El conflicto no puede alargarse mucho más. Sobre todo si tenemos en cuenta la exclusiva que el diario El Mundo publicó el pasado 25 de julio: 'Mediapro lanzará su canal de pago antes de la liga'.

La liga ha comenzado, y Mediapro no tiene canal de pago. Y su diario de papel, Público, tiene menos publicidad que la hoja parroquial de una mezquita de Las Vegas. ¿Puede sostenerse una situación así? ¿Durante cuánto tiempo? La prensa, tan equilibrada, parcial y libre como de costumbre, dejaba el pasado miércoles las cosas claras:

• El País: 'Mediapro debe 200 millones por la Liga'.
• Público: 'Competencia avala los contratos de Mediapro'.

Las malas lenguas, que las hay, dicen que el Gobierno no puede dar vía libre a la TDT de pago de Mediapro hasta que Sogecable no se haya deshecho de Digital +. Piensen que un nuevo canal de pago hundiría definitivamente a +, con lo que Zapatero se ganaría la enemistad eterna del grupo PRISA. Si Telefónica, por poner un ejemplo, comprase Digital +, se solucionaría de inmediato el problema. Mediapro tendría rápidamente su canal de pago y… ¡la felicidad, el orden y la concordia reinarían de nuevo en los medios de comunicación de la izquierda zapateril!

PD: Aznar ha desmentido que el hijo que espera la ministra de Justicia francesa sea suyo. Yo no necesitaba ese desmentido: Rachida Dati, la ministra en cuestión, tiene una visión perfecta en ambos ojos y se encuentra en pleno uso de sus facultades mentales. Bien es cierto que la naturaleza, en toda su grandeza y por medio de la selección natural o de cualquier otro truco evolutivo, debería impedir la reproducción de determinados especímenes defectuosos.

Un motivo para no ver la televisión

¿Por qué corre Sammy?
Autor: Budd Schulberg
Editorial: Acantilado

Un libro absolutamente IMPRESCINDIBLE para entender el mundo que nos ha tocado vivir. En sus páginas encontramos una descripción perfecta, entre la realidad más desgarradora y la sátira más edificante, del triunfador. Una historia construida sobre la ambición y sus hijos pequeños, la vanidad, la agresividad, la egolatría y la falta de escrúpulos, ingredientes imprescindibles para conformar el carácter de los despiadados tiburones que dirigen la industria del cine. Y de la televisión. Y de la política.

Lea este libro (la historia de Sammy, el guionista que jamás escribió una línea), y tendrá el perfil de buen número de los profesionales de la comunicación de este país. Sí, esos tipos que no dudarían en degollar a su madre con sus propias manos, y después orinarle en el corte, si con ello subieran medio punto la audiencia o vendieran 50.000 periódicos más. "Supongo que es una lástima que las personas no puedan ser un poco más consecuentes. Aunque si lo fueran, dejarían de ser personas", escribe Schulberg.