Fábula de la aspiradora y el ciberespacio

Estoy en México, donde he de intervenir en un congreso de "marketing online" (no para hablar de marketing, por supuesto, sino de la evolución de las organizaciones y los retos que ello supone para los especialistas en la materia).

Travis Gray (Flickr)

Es una buena ocasión para retomar el contacto con amigos queridos que no veo desde hace años. Me reencuentro con uno de ellos –Luis, diplomático de su Estado– en un café, y le hago partícipe de mi interés por el impacto social y político de las TIC, temiendo toparme con una incomprensión casi absoluta, como sucede demasiado a menudo con la gente de mi edad.

Nada de eso. Es más, aprovecha la ocasión para contarme la fábula de la aspiradora y el ciberespacio.

"El ex-presidente tanzano, Nyerere, me dijo un día en la modesta cabaña donde vivía que, con el sistema mundial, pasa lo mismo que con una aspiradora", cuenta Luis. "Absorbe en una bolsita todo lo que se encuentra a su alcance. Es inútil intentar desmontarla, y resulta difícil utilizarla para dispersar, para distribuir. Ni el capitalismo ni el socialismo lo han conseguido. La máquina se alimenta de la acumulación de riquezas contantes y sonantes del mundo real. Es imposible construir con ella un mundo mucho más justo."

"Pero", prosigue Luis, "todo cambia cuando los bienes son inmateriales, cuando el conocimiento y el saber son las riquezas más importantes. Esto es posible con internet y la red, a la que todos deben tener acceso, y beneficiarse de ella. Y, quienes creen que basta con tener las máquinas, se equivocan. Ahí está la revolución del siglo XXI."

El problema, me permito añadir, es que la mera introducción de las TIC no entraña una revolución, ni siquiera una redistribución de los valores ligados al saber y al conocimiento. Ofrecen nuevas posibilidades, pero luego queda aprovecharlas, para lo cual hay que presentar batalla.

Ello requiere superar dos obstáculos: convencer de la importancia de estas cuestiones políticas y sociales, y dar con las formas de negociación, oposición y organización convenientes.

¿Alguna idea?