Bolivia se calienta y Morales habla de "golpe de Estado"

Bolivia era un polvorín desde hace meses. Las tensiones políticas anunciaban los brotes de violencia que comenzaron el martes con la ocupación y el saqueo de varias oficinas públicas, y que se han extendido a la provincia de Tarija con la toma del aeropuerto y el saqueo de la aduana. El Gobierno ya habla de golpe de Estado "atípico". Hay cuatro muertos, un embajador, el de Estados Unidos, declarado 'persona non grata', y una oleada de violencia se propaga por todo el país, y acentuada en las provincias de la Media Luna (Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, las más ricas) que despierta los fantasmas de la ingobernabilidad y de la guerra civil.

(EUROPA PRESS)

Los disturbios fueron provocados, en su mayoría, por estudiantes universitarios y funcionarios de las administraciones locales opositores del presidente, Evo Morales. Por ejemplo, en la región de Santa Cruz, una agrupación ultraderechista llamada Unión Juvenil Cruceñista (UJC), asaltó varios edificios públicos. ¿El motivo? Quieren que el Estado les devuelva parte de los ingresos procedentes de los tributos de los hidrocarburos, que se han destinado a unos bonos de ayuda para los mayores de 60 años.

La violencia se ha intensificado después de un ataque contra un gaseoducto por el que se exporta el producto a Brasil y Argentina, que ha hecho que las exportaciones se reduzcan en un 10%. Morales ha arremetido contra estos ataques y ha asegurado que es "inaceptable atentar contra el patrimonio del pueblo boliviano, atentar contra la nacionalización de los hidrocarburos, que ha permitido mejorar la economía nacional".

Según publica el principal diario boliviano, La Razón, en los disturbios han muerto cuatro personas, dos funcionarios de la prefectura de Pando y dos campesinos. Uno de ellos asesinado al recibir una paliza de muerte y el otro fue arrollado por un vehículo de la prefectura de Pando. Otras veinte personas han resultado heridas debido a los tiroteos que se están produciendo en distintas ciudades.

Hasta ahora, la tensión sólo se había materializado en brotes aislados de violencia en los puntos más calientes del país suramericano. Algunos pensaron que el referéndum que revalidó a Evo Morales y a los prefectos (gobernadores regionales) podría servir para legitimar el actual Gobierno y al mismo tiempo para consolidar la democracia en el país. Sin embargo, se atisbaba un futuro incierto en el país, que apenas reaccionó a la consulta popular. Las previsiones más pesimistas se han cumplido.

El embajador de EEUU, 'persona non grata'

Una de las primeras reacciones del Ejecutivo boliviano ha sido ordenar la expulsión del embajador de Estados Unidos en La Paz, Philip Goldberg, después de acusarlo de conspirar contra la democracia, apoyar a la oposición y alentar la división del país. La tormentosa relación entre los de Morales y el diplomático estadounidense, no han sido ningún secreto. Aunque en un primer momento, Goldeberg aseguró querer trabajar conjuntamente con el Gobierno para contribuir al desarrollo económico y social de Bolivia, la trayectoria del embajador en el país, ha sido un cúmulo de desencuentros.

Para empezar, el pasado y el currículum del diplomático no hicieron mucha gracia a los partidarios del presidente. Casualmente, Goldeberg fue el jefe del Departamento de Estado para Bosnia entre 1994 y 1996, periodo que coincidió más o menos con la guerra en el país se independizó de Serbia, como culminación a la desintegración de la antigua República de Yugoslavia. El hecho de que el alto funcionario de Estados Unidos fuera también embajador en Kosovo hasta 2006, cuando tomó las riendas de la diplomacia en Bolivia, despertaron los recelos de algunos sectores que han llegado a calificarle de "experto en secesiones".

Pocos meses después Goldeberg se veía obligado a pedir excusas a Evo Morales después de que el asistente de seguridad de la embajada, Vicent Cooper, fuera acusado de contratar agentes para espiar a cubanos y venezolanos en territorio boliviano. Cooper fue el primero en ser declarado 'persona non grata' en territorio boliviano.

La gota que ha colmado el vaso y que se ha materializado en la expulsión del embajador ha sido la agenda de reuniones con los gobernadores de los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, que reclaman más autonomía, y donde se han despertado las aspiraciones separatistas. Goldberg sostiene que éstas han sido reuniones públicas con el único objetivo de trazar políticas conjuntas de desarrollo, pero el Gobierno no lo ha visto así y considera que detrás de estos encuentros hay un claro intento de conspirar contra el Ejecutivo actual.