Sleiman hace un llamamiento a definir la estrategia de defensa para el Líbano

Beirut.-  El presidente libanés, Michel Sleiman, reabrió hoy un diálogo entre los líderes políticos del país con un llamamiento a las partes a definir el esquema de la futura defensa del Estado, uno de los temas más polémicos.

El diálogo, agregó Sleiman, debe "adoptar una estrategia que proteja el Líbano en base a nuestras fuerzas armadas y beneficiándose de los recursos y capacidades de la resistencia" contra Israel.

El diálogo nacional tropieza con la exigencia del grupo chií Hizbulá de conservar sus armas para proteger al país de una eventual agresión israelí, y sólo acepta discutir una estrategia de defensa nacional.

Sin embargo, la mayoría parlamentaria libanesa asegura que el monopolio de la guerra y de la paz debe estar en manos del Estado.

Las conversaciones reabiertas hoy en el palacio presidencial de Beirut son una continuación de las negociaciones que fueron interrumpidas hace dos años y que buscaban resolver la grave crisis política que atraviesa este país desde hace varios años.

En su mensaje, Sleiman convocó a los reunidos para buscar el interés común y fijarse el éxito como meta. "El hecho de que estemos reunidos demuestra que todo puede ser discutido y todos los temas abordados", añadió.

En las conversaciones participan los catorce líderes que tomaron parte en las negociaciones precedentes, suspendidas en el verano del 2006, tras la ofensiva armada lanzada entonces por Israel contra territorio libanés.

También asiste el secretario general de la Liga Árabe, Amro Musa.

Antes del mensaje inicial, Sleiman se reunió con el líder druso, Walid Yumblat, y con el suni, Saad Hariri, que forman parte de la mayoría parlamentaria, y también con el jefe del grupo parlamentario del Hizbulá, Mohamad Raad.

Asimismo, Sleiman se reunió por separado con el primer ministro, Fuad Siniora, entre otras personalidades.

El diálogo nacional había comenzado en marzo del 2006, pero fue suspendido a causa de la guerra israelí, que en 34 días causó más de 1.200 muertos, 5.000 heridos y casi un millón de desplazados, además de daños materiales calculados en miles de millones de dólares.

Desde esa fecha, la división se acentuó entre los libaneses sobre la necesidad de que Hizbulá conserve o no sus armas, y la situación degeneró en mayo de este año por los violentos enfrentamientos entre grupos rivales, que pusieron al país al borde de la guerra civil.