Una exposición muestra el protagonismo de los ciudadanos en la Transición

Madrid.-  "Atado y bien atado", así creía Franco que dejaba su régimen al morirse, y con la idea de mostrar que la sociedad civil española fue la que realmente desarticuló ese deseo, se abre la ambiciosa exposición "En Transición", que se inaugura hoy el Teatro Fernán Gómez.Centro de Arte.

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(EFE)

Un hombre observa un reportaje del hospital psiquiátrico de Leganés que forma parte de la exposición "En transición" y que se inaugurará esta tarde en el teatro Fernán Gómez de Madrid tras pasar por Barcelona y Cádiz.

Hacer ver que la protagonista de la Transición democrática fue la sociedad civil, la gente de la calle, los colectivos, que se convirtieron en actores del proceso político de la Transición, es el objetivo de esta exposición, que relata los cambios realizados en todos los niveles de la sociedad en las décadas de los setenta y ochenta.

Todo ello con el fin de hacer hincapié en que no sólo las élites de la política fueron las que participaron en el cambio, "como siempre nos han contado, sino que la calle y los ciudadanos fueron los que demostraron que la cosa no estaba también atada, como creía el régimen franquista".

Así lo ha explicado durante la presentación Josep Ramoneda, director del Centre de Cultura de Barcelona (CCCB), entidad que produce la muestra en colaboración con la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), que la ha organizado y cuya presidenta, Soledad López, hizo hoy su primera aparición pública desde que fuera nombrada para el cargo el pasado 5 de septiembre.

Para Ramoneda, la exposición deja claro que la Transición no se hizo "en unos cuantos despachos", sino que comenzó en los 60.

"La muestra recoge la metáfora política de la vieja interrogante: '¿Franco murió en la cama?', como se decía, mientras la sociedad lo contemplaba pasiva sin hacer nada; pues no, evidentemente murió en la cama pero la dictadura murió en la calle, y este enfoque es el que está en esta muestra", recalcó Ramoneda.

La exposición, que viene de Barcelona y de Cádiz en el marco de las actividades del Bicentenario de la Constitución de 1812, y que viajará después a Lisboa y a Latinoamérica, se inicia con un espacio introductorio en el que se habla de las contradicciones internas del régimen franquista mediante la reconstrucción de una reunión secreta del Consejo del Movimiento en febrero de 1971.

En estas conversaciones los consejeros como Blas Piñar o Pilar Primo de Rivera expresan sus alarmas y temores ante la disensión creciente del país.

A continuación la exposición se organiza en diez ámbitos temáticos que dibujan la evolución de la sociedad: Huelga, Comisaría, Escuela, Asociaciones de Vecinos, Núcleos de convivencia, Escena Musical, Psiquiátrico, Autonomías, Representaciones, Preguntas a la Transición.

El humor gráfico como notario marginal del régimen, es un eje fundamental de este recorrido, que acaba con un espacio en el que los visitantes pueden dejar sus preguntas. En la muestra no aparece ni Franco ni ningún político.

Para los comisarios de la muestra Manel Risques y Ricard Vinyes, esta exposición de Madrid mejora la exhibida en Barcelona porque corrige errores y aumenta cosas como las reivindicaciones autonómicas y su mirada externa o el montaje audiovisual sobre el Pozo del Tío Raimundo.

Montajes audiovisuales, fotografías y documentos que evocan la represión vivida por la dictadura, como las fichas de muchos detenidos aportadas por el Ministerio del Interior procedentes de los fondos de la Brigada Político-Social, en las que se puede leer, entre otras cosas: "escapada de domicilio paterno", "escándalo público o amancebamiento" o "por editar una revista sin autorización y por tirar un crucifijo en un instituto de enseñanza media".

Todo eso en la misma sala en las que se exhiben fotografías cubiertas con una tela que el visitante tiene que retirar para poder ver el horror de las brutales palizas propinadas a los detenidos en las movilizaciones o en las huelgas.

Pero en contraposición con esta negrura también se reflejan las evoluciones experimentadas por las familias, la crisis de la cultura paternalista y el auge del feminismo, y la cultura de los 70 y 80 en el teatro, cine y música.

Un apartado muy significativo es el dedicado a los psiquiátricos franquistas a través de los de Bétera (Valencia), Miraflores (Sevilla), Oviedo, Barcelona y el de Leganés.

Carmen Sigüenza.