Influencia en las Naciones Unidas: Europa 0 - China/Rusia 1

La capacidad de Europa para influir en la defensa de derechos humanos dentro de la ONU se ha reducido drásticamente en los últimos años frente al aumento del ascendiente de rusos y chinos. Esa es una de las principales conclusiones del estudio publicado hoy míércoles por el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (European Council on Foreign Relations, el ECFR) que subraya la pérdida de apoyo de los países latinoamericanos, islámicos y africanos a las posturas de los países de la Unión Europea.

SERGEI ILNITSKY (EFE)

Rusia saca pecho en la escena internacional tras la crisis con Georgia. En la imagen, el presidente ruso, junto a los responsable de Osetia del Sur y Abjasia.

El documento destaca que las posiciones de los europeos en derechos humanos atraían un 70% del respaldo de la Asamblea General de la ONU durante los años noventa, una cifra que ha caído hasta un 50% de media en el 2007 y 2008. Rusia y China, por su parte, han incrementado ese porcentaje hasta alcanzar el 80% en el mismo periodo.

«La pérdida de preponderancia de Europa no me preocuparía tanto sino fuera porque todo el sistema universal de los derechos humanos está amenazado», señala desde Londres Richard Gowen, uno de los autores del informe.

«Rusia y China han logrado detener el trabajo del representante especial de la ONU en Bielorrusia, han promocionado resoluciones que limitan la libertad de expresión con la excusa del respeto a la diversidad religiosa, y su doctrina de no interferencia ha bloqueado las iniciativas europeas en Zimbabue, Birmania o Sudán durante el año pasado», dice Gowen.

El estudio apunta a los cambios en las esferas de influencia internacional como parte de las causas de esta crisis, pero destaca que la UE también ha sido artífice de su propia desgracia por su tendencia a mirarse al ombligo. «La UE invierte una enorme cantidad de tiempo en su coordinación interna (con más de 1,000 reuniones de ese tipo en Nueva York sólo el año pasado),y muy poco en comunicarse con los otros países», afirma Gowen.

El resultado, indica el informe, es que los estados latinoamericanos han empezado a percibir a la UE como ineficaz y débil; los africanos -aliados regulares de Europa en las votaciones relativas a derechos humanos- han comenzado a desmarcarse; y entre los de mayoría musulmana, sólo Bosnia, Turquía y Afganistán, continúan respaldando a Bruselas.

«A finales de los noventa, muchos países islámicos, incluidos los regímenes más autocráticos como Arabia Saudí, estaban convencidos de la protección a los derechos humanos que ofrecían los valores defendidos por Europa», explica Gowen. «Hoy foros, como la Organización de la Conferencia Islámica , que es casi tan grande como la ONU, percibe a la Unión Europea como enemiga de los valores islámicos. Creemos que es fundamental que los países europeos no se dejen influir en la defensa de los derechos que ha venido haciendo, entre otros los de la mujer o la libertad de expresión».

En opinión de Gowen, la UE tiene que dejar de comportarse como si fuera «el bueno por naturaleza» dentro del sistema de Naciones Unidas. «Europa lo ha tenido fácil desde el final de la Segunda Guerra Mundial pero ahora tiene que prepararse para los cambios globales y dejar esa actitud autocomplaciente».