Un ex agente de artistas de circo es el hombre tras el éxito de Damien Hirst

Londres.-  Frank Dunphy, un irlandés septuagenario que fue mánager de una bailarina de "striptease", un famoso clown y otros hombres de circo, es el artífice en la sombra de los últimos éxitos pecuniarios del artista Damien Hirst.

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(EFE)

El artista británico Damien Hirst posa junto a su obra 'The Incredible Journey' en la casa de subastas Sotheby's en Londres, Reino Unido, el lunes 8 de septiembre.

Con sus animales en tanques transparentes de formol, sus mariposas disecadas y otras instalaciones y pinturas más o menos decorativas, Hirst logró 140 millones de euros esta semana en una subasta de Sotheby's, y Dunphy es el hombre que lo hizo posible, informa hoy el diario "The Independent".

Dunphy lleva ya trece años ocupándose de los negocios del artista más rico del mundo, y fue él quien concibió la idea de llevar directamente su última producción a la casa de subastas sin pasar antes por su marchante habitual para embolsarse así todo el dinero de la venta en lugar de contentarse con un porcentaje.

Nacido en Dublín, Dunphy llegó a Gran Bretaña en la década de los años cincuenta y comenzó a trabajar para Peaches Page, la primera bailarina de "striptease" que hizo una gira por el país, así como para otros artistas de teatro y del mundo de la música, desde el clown Coco hasta Led Zeppelin.

Su relación con Hirst, según ha contado él mismo, comenzó en 1995 cuando la madre del artista le conoció y le pidió que se encargara de las caóticas finanzas de su hijo.

El artista, entonces joven representante del movimiento que se conocería como BritArt, tenía problemas con el fisco británico, que Dunphy se comprometió a solucionar.

"Antes de conocerle, yo era un punk. No me preocupaba el dinero. O al menos fingía no preocuparme. Pero cuando la deuda comienza a crecer, uno se asusta. Él me ayudó a vencer el miedo. De no ser por él, seguiría bebiendo y lo habría arruinado seguramente todo", confesó Hirst en cierta ocasión.

Dunphy renegoció los contratos de Hirst con sus galerías de modo que el porcentaje de las ventas para el artista pasase de un 50 por ciento, como es lo habitual, a un 80 y un 90 por ciento.

El irlandés fue también quien convenció a Hirst para que se dedicase al arte como si se tratase de una línea de producción, contratando a 180 empleados que en cinco estudios son los encargados de "fabricar" su obra.