Patrimonio alerta del deterioro, a veces irreversible, de retablos y casas rectorales

Ourense.-  La Comisión Provincial de Patrimonio alertó hoy del deterioro, a veces irreversible, que sufren elementos religiosos como retablos de iglesias y casas rectorales, atacados por la humedad, carcoma y polillas, según explicó el miembro de la comisión Miguel Ángel González.

ampliar foto

(EFE)

Ánxela Bugallo acompañada por el obispo de Ourense Luis Quinteiro Fiuza (2d); el teniente alcalde Alexandre Sánchez Vidal (i), y el delegado en Ourense de la consellería Xosé Carlos Sierra (d) durante su visita a la capilla del Santo Cristo, en la catedral, uno de los símbolos de la ciudad, después de estar cerrada nueve meses para rehabilitar su pavimento y limpiar algunas tallas.

González participó hoy, junto con el Jefe Provincial de la Comisión de Patrimonio de la Xunta Alfredo Seara y con el delegado en Ourense de la consellería de Cultura, Xosé Carlos Sierra, en una rueda de prensa para explicar el programa de las jornadas de "conservación y Protección del Patrimonio Cultural de la Iglesia Católica en Galicia".

El integrante de la comisión es también archivero de la catedral y explicó que el estado de abandono de algunos retablos ocasiona que sean ya irrecuperables.

Por su parte, Sierra señaló que este abandono se debe a que se trata de un patrimonio "tradicionalmente conservado en buen estado por los feligreses", pero la despoblación y el envejecimiento eliminaron esa labor.

González también explicó la intervención del obispado, aparte de las acciones de Patrimonio de la Xunta, en el análisis y aprobación de obras pedidas por las parroquias, como ampliaciones de cementerios, restauración de tejados, pavimentación e instalación de calefacción, entre las más numerosas.

"Tenemos que analizar los informes en detalle y denegar algunas peticiones ya que un sistema de calefacción instalado de forma inadecuada, sumará calor a la humedad de algunos recintos y este será un caldo de cultivo para los insectos xilófagos", agregó.

La alternativa, en el caso de la calefacción, es instalar sistemas eléctricos "pero el coste de mantenimiento es demasiado elevado para las comunidades actuales de los pueblos".

Por tanto, según González, lo que el obispado repite ante cada petición, es la necesidad de "ventilar" iglesias y casas rectorales "ya que así se evita la proliferación de humedades y esto previene casi todas las causas de deterioro".