Debacle de corrida por los toros de "Zalduendo"

Logroño.-  Una corrida imposible por la mansedumbre de los toros, hoy en Logroño, dio al traste con las ilusiones de público y toreros, a pesar sobre todo del esfuerzo de estos últimos.

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FICHA DEL FESTEJO.- Toros de "Zalduendo", deficientemente presentados por su escaso cuajo, "tapándose" con los pitones, aunque lo peor fue su absoluta mansedumbre. Algunos tuvieron nobleza, incluso fueron manejables, pero absolutamente desrazados y, desde luego, abundaron los brutos y complicados.

Enrique Ponce: media tendida y trasera, y tres descabellos (silencio tras un aviso); y estocada y descabello (aviso y gran ovación tras leve petición).

Julián López "El Juli": media y dos descabellos (silencio); y dos pinchazos, estocada y dos descabellos (silencio).

Diego Urdiales: pinchazo, estocada y descabello (silencio tras un aviso); y pinchazo hondo y cinco descabellos (silencio tras un aviso).

En cuadrillas, dos buenos pares de José Antonio Carretero al segundo, sin llegar a saludar.

Al término de la corrida el diestro Diego Urdiales, que sufrió un fuerte pisotón del último toro, pasó a la enfermería, donde le diagnosticaron "posible esguince del ligamento lateral interno de la rodilla izquierda, pendiente de estudio radiológico que le será realizado en la Clínica "Los Manzanos" de la capital riojana".

La plaza se llenó hasta la bandera en tarde espléndida dentro del recinto, con la cubierta sin echar, aunque en la calle a la salida hacía frío.

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MORUCHADA EN TODA REGLA

No hay por donde coger la tarde por culpa de los toros de "Zalduendo". El hecho mismo de que toreros con el bagaje profesional de Ponce y "El Juli" no llegaran a interesar, lo dice todo.

Ponce estuvo cerca de cuajar a su segundo, cuarto de la tarde, un toro extremadamente soso, de media arrancada y distraído, pero al que Ponce obligó a que tomara los engaños.

Muletazos de uno en uno, de mucha estética. Fue largo y laborioso el trasteo hasta el extremo de sonar un aviso antes de llegar a montar la espada. Pero se hubiera resuelto en triunfo de no haber necesitado un golpe de descabello, que también se demoró mucho por lo que el toro remoloneó con la espada dentro.

El primer trasteo de Ponce, a media altura, fue también limpio y solemne, templado y con relajo. Aunque terminó imponiéndose la extrema sosería del toro.

"El Juli" cuajó también una primera faena de deliciosa técnica y detalles muy artísticos, en la que puso "la chispa" que le faltaba al toro. El grueso de faena se basó en lo fundamental, y sólo faltó más contundencia al matar. El quinto, topón y que embestía a empellones, sencillamente imposible.

Al riojano Urdiales le recibió la plaza con una cariñosa ovación antes de saltar al ruedo su primero, reconocimiento a la buena temporada que está echando tras su triunfo en el San Isidro madrileño del mes de mayo, y en recuerdo también de su última comparecencia en esta plaza, en la feria matea del año pasado, cuando indultó un toro de Victorino Martín.

El triunfo de Urdiales era más que esperado, fervientemente deseado. Pero tampoco pudo ser por mucha voluntad que puso el de Arnedo. Su primero se movió más que ninguno, pero muy molesto. La faena tuvo buenas pretensiones, sin embargo, sin redondear.