La generación de la bonanza se cae del guindo

Desde hace 13 años los niños españoles han estado naciendo con el pan debajo del brazo. Disfrutan de todo tipo de beneficios sin ser conscientes de lo que cuesta conseguir nada. Respirar es algo tan natural para ellos como tener móvil u ordenador. Es el momento de que tomen conciencia de que los bienes no caen del cielo. Ellos, sin embargo, tienen sus propias recetas para encarar la crisis.

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'Cuando cumpla 18 años quiero un Mini'. Así, con total naturalidad, como si pidiese unos vaqueros nuevos, sin plantearse cuánto necesitan trabajar sus padres, dos profesionales con un sueldo medio, para comprar un coche, Blanca, de 13 años, adelanta su deseo. '¿Pero, sabes lo que vale?', responde su madre. 'Hombre, entre toda la familia tampoco es para tanto, me lo regaláis por mi cumpleaños'. La adolescente da por supuesto que se sacará el carnet de conducir y que lo lógico es tener un vehículo a su disposición. Hasta la fecha ha ido obteniendo móvil, ordenador, nintendo, psp, o ipod, entre una nutrida lista de caprichos. Jamás se ha parado a reflexionar de dónde salen, si crecen en los árboles o valen muchas horas de trabajo. Para la generación que ha vivido su infancia en los años de crecimiento económico -de 1995 a 2008, los últimos diez años con tasas superiores al 3%-, obtener los productos sin tener en cuenta los procesos resulta denominador común.

Poseen conciencia de pertenencia a una u otra clase social pero independientemente de si son clase media alta o baja, están convencidos de su derecho a satisfacer sus deseos materiales, con una confianza desconocida para generaciones anteriores. 'Los niños, por naturaleza son presentistas -viven el aquí y el ahora-, sólo los mayores nos preocupamos por el futuro, pero esta generación, en concreto, no tiene conciencia de que el bienestar procede de algún sitio. Ignoran que el acceso a las cosas se debe a unas circunstancias coyunturales que no son eternas'', explica el profesor de psicología infantil de la Universidad de Comillas, Juan Carlos Torre.

¿Cómo abordar las consecuencias que en su vida puede tener la crisis?, se preguntan algunos progenitores. Torre apunta que 'hay que educar en el rigor y en el esfuerzo. Insistir en que nada cae del cielo y razonar por qué los padres accedemos a proporcionar unas determinadas cosas que consideramos necesarias para su crecimiento personal y nos negamos a otras, al margen del nivel de ingresos'. A los niños hay que explicarles la situación sin dramatismo pero sin dejar de ser realista. Ocultar que la convulsión económica existe, no protege ni ayuda al crío. Deben entender que no se puede seguir gastando alegremente y tienen que sentirse orgullos de contribuir a sanear la economía familiar con pequeñas renuncias. Se puede ser, al menos, igual de feliz, sin consumir tanto.

Hemos preguntado a los niños que han crecido sin escuchar la palabra crisis, qué se siente cuando este ogro entra en tu vida. Ellos manejan sus propios argumentos y no parecen temer un cambio importante en su existencia.

Tomás, 11 años

¿Has oído hablar de la crisis?

Si, me he enterado. Mi padre me lo ha contado porque está en crisis

¿Qué vas a hacer tú para enfrentarte a ella?

Que no me compren ropa, me basta con la que tengo. Si acaso que me compren una talla más por si esto se alarga y yo crezco.

¿Ves alguna solución de orden mundial?

Yo creo que hay que subir los precios para que la gente gaste menos y no se acabe el dinero.

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María, 14 años.

¿Has oído hablar de la crisis?

Me he enterado por las noticias y por lo que mis padres hablan en casa.

¿Qué vas a hacer tú para enfrentarte a ella?

Yo voy a comer menos, a viajar menos, y en lugar de ir en metro voy a ir andando.

¿Ves alguna solución de orden mundial?

Creo que los ricos deberían gastar menos, todo esto es culpa suya. Deberían bajar los precios y los bancos, fabricar más dinero.

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Ainhoa y Elena 7 y 5 años

¿Habéis oído hablar de la crisis?

No.

Pues dicen que hay poco dinero. ¿Crees que puedes hacer algo?

Ainhoa: Puedo prestarle el dinero de mi hucha a mi mamá.

Elena: Yo compraría las mismas chuches.

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Carlota, 15 años

¿Te afecta la crisis?

A mí no, pero a mis amigos del pueblo sí. Usan menos la moto para no gastar gasolina y les han bajado la paga de 20 euros a 5.

Y tú ¿cómo ahorrarías?

Intentaría ir al parque en vez de al cine y no ir de compras.

¿Qué crees que deben hacer los políticos?

Pedir un poco de ayuda a otros países y que bajen los sueldos.

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Santi, 13 años

¿Sabes que estamos en crisis?

Sí porque lo oigo en el telediario, y en mi casa, a mis padres.

¿Qué puedes hacer tú para enfrentarte a ella?

Usar las cosas hasta que se queden viejas y comprar menos. Si se pone difícil podría decir que me dieran menos dinero...

¿Qué crees que deberían hacer los políticos?

Creo que tendrían que ahorrar y juntarse con otros países para ser más fuertes.

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Paula, 11 años

¿Sabes lo que es la crisis?

Sí, que los mayores no tienen dinero, pero yo no estoy en crisis, porque tengo 70 euros en la hucha.

Ahora que dicen que hay que ahorrar, ¿vas a hacerlo?

Sí, aunque en agosto ya me compré una cosa.

¿Qué otras cosas puedes hacer además de ahorrar?

No sé. No les voy a dar dinero a mis padres... Y tampoco creo que pueda hacer nada yo contra los políticos.

¿Y qué deberían hacer los políticos?

Pueden fabricar más dinero y bajar los precios, así podemos comprar más con menos dinero.

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Javier, 10 años

¿Has oído hablar de la crisis?

Sí, en las noticias y en casa.

¿Qué puedes hacer tú para ayudar en estos momentos?

Apagar las luces, no usar mucho los aparatos electrónicos, ahorrar agua. Y voy a ahorrar.

¿Qué crees que deben hacer los políticos?

Pedir a los ciudadanos que inviertan en los bancos que puedan quebrar y pedir ayuda a los países para que contribuyan.

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